Por Katia Gato

La Interculturalidad es un concepto que define las relaciones que entablamos las personas a partir de una serie de rasgos, usos, costumbres, hábitos… que provienen de experiencias vitales sociales. Este principio, que fundamenta el accionar de la Asociación Cultural Amaru, ha dado lugar desde 2010 hasta la fecha al desarrollo de una serie de acciones a favor de potenciar relaciones interculturales en nuestro medio.

Entre estas acciones, destacan las realizadas a favor de los derechos humanos de las mujeres a través del programa “Mujeres del Sur”, que cuenta en su hoja de ruta con más de 10 proyectos realizados en ámbitos de Interculturalidad, Igualdad, sensibilización y cooperación para el desarrollo.

Esta noche presentamos «Cuba en la Mirada», programación diseñada por el blog negracubanateniaqueser.com, la Red feminista cubana Mirar desde la sospecha ,el Espacio Feminista SúKubo y la Asociación Cultural «Amaru» y contamos con el apoyo del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz.

Cuba en la Mirada, es una actividad de sensibilización ciudadana a favor de los derechos humanos de las mujeres y orientada a favorecer el conocimiento y reconocimiento entre las diferentes culturas y estilos de vida que conviven en nuestro territorio y el aporte de las mujeres en el desarrollo de la sociedad desde diferentes ámbitos.

La propuesta huye de caer en el análisis negativo que habitualmente se hace en este tópico, para dar lugar a un debate constructivo, propositivo a partir de experiencias feministas relacionadas directamente con esta temática.

Comenzamos con “Para verte mejor. Representación de la negritud en los medios de comunicación en Cuba”, presentación a cargo de la feminista cubana Sandra Abd’Allah-Alvarez Ramírez, miembro del grupo Afrocubanas, gestora de la bitácora Negra cubana tenía que ser y colaboradora de la revista feminista Pikara Magazine y de Global Voices.

A continuación presentamos «Otras Islas: Jóvenes realizadoras en Cuba» , en la que mostraremos tres cortos de aproximadamente tres minutos cada uno de estudiantes de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual de La Habana, propuesta de la Red Cubana Feminista “Mirar desde la Sospecha», espacio autogestionado que tiene como objetivos sensibilizar, capacitar y socializar en Cuba los temas de género anclados a la creación artística y al campo cultural en general, enfatizando en asuntos como el sexismo en las artes, la transmisión de imaginarios patriarcales a través del canon cultural y artístico, los problemas de la inclusión femenina en distintas manifestaciones del arte, la violencia de género y sus representaciones en los discursos culturales, entre otros.

Danae Diéguez, Coordinadora de la Red «Mirar desde la Sospecha» nos hizo llegar para comentar esta noche su apreciación de los cortos presentados y los que contiene el DVD que vamos a distribuir al finalizar la actividad. Diéguez es Máster en Didáctica de la Lengua y la Literatura y Profesora de Género y Cine de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual de la Universidad de las Artes,( ISA) Cuba. Ella dice:

Aquí hay nombres aún desconocidos, el riesgo de escribir sobre lo que todavía está en proceso es para quienes investigamos demasiado temerario, sin embargo acepto la osadía porque por primera vez en la FAMCA, como se conoce, se unen varias realizadoras en las que sus preocupaciones están marcadas por abordar situaciones de mujeres en los límites de algo y lo que veo aún más interesante es la mirada desde dónde lo hacen.

Algunos son adaptaciones muy breves de cuentos literarios y otros son ideas que ellas mismas elaboran como guión. Yadiana S. Guibert relee el cuento Madrugada de Aida Bahr y asume la complejidad de mostrar la violencia sexual en el matrimonio, desde la puesta en escena y la narratividad que ofrece debe crearnos la ilusión de que esta mujer está al lado de un desconocido hasta que se descubre que es su propio esposo. Yadiana se centró en lo que quería revelar de la historia, en solo tres minutos teníamos que padecer junto a ella y detestar al esposo. La directora es precavida y sabe que solo una buena dirección de actores intensifica el conflicto, pero quizás su mérito está en cómo traduce el espiritu del texto de la escritora que asume como su punto de vista: el plano en picado para mostrarnos a ella en estado de indefensión, la alternacia de los planos detalles que describen al personaje y su expresión de miedo junto a los planos medios y primeros planos que refuerzan la angustia en el rostro de esta mujer y que nos devuelven a su vez, el grito que significa develar el silencio de esta violencia de la que apenas se habla.

En los cortometrajes Ida y Vuelta de Jessica Franca y Apocalipsis de Rocío Pavón, las mujeres viven otros límites, en el primero es la encargada de mantener a su familia y para ello se prostituye, solo que ellos creen que anda de viaje, casada y feliz. La mirada de la directora radica en cómo monta la historia para develarnos la verdad solo en los segundos finales y asistir a lo que creo es una tesis que se repite en todas ellas: no se puede salir de la sensación de límite, porque la vida, la sociedad, el espacio que significa lo cotidiano está estructurado para repetir el desamparo una y otra vez.

Así, el personaje de Apocalipsis es una mujer que vive el ciclo de la violencia y está atrapada junto a su hija en ese “destino”, su cárcel es un aprendizaje cultural, en este caso religioso que no logra desafiar. Rocío, su directora usa la voz en off del cuento de cómo surgió Eva de la costilla de Adán y mientras le narra a su hija la historia, las imágenes muestran cómo se preparan para esconderse del padre que llega borracho y violento. Vuelve a repetirse como designio: ellas no salen de esos roles porque no pueden, no saben como hacerlo y porque les “toca” en la medida en que “afuera”, el mundo real y simbólico las retorna a su “deber ser”. Ese es el dolor que muestran estas historias y que sin pretensiones de trascendencia han puesto la mirada en mujeres al borde del precipicio, sus vidas están ancladas a un mandato que se refuerza por todas partes.

Quiero concluir con el que creo es el cortometraje que asume otra perspectiva en el tratamiento de lo femenino, me refiero a Estado Civil: Unidas de Carla Valdés León. Aquí lo interesante radica en que estas mujeers no se dejan arrastrar por los condicionamientos sociales, ellas apuestan por ser felices aunque no puedan decir que viven juntas como pareja. No hay conflicto aparente, la historia transcurre con tranquilidad y por ello es interesante la felicidad que se muestra. Están en los límites de la sociedad que no les ofrece una condición legal en su unión, disfrutan su vida y se aman, pero la denuncia de Carla está allí en el final cuando aparece el título del cortometraje. Quiero destacar cómo la directora apela a la llamada baja narratividad para evidenciar cómo en lo que aparentemente no es conflictuable en términos de representación, radica lo mejor de su propuesta. En lo no dicho, en lo escamoteado de la historia está el verdadero conflicto.

Auguramos que algunos de los nombres mencionados se conviertan en las realizadoras que marquen los derroteros de un cine que proponga puntos de vista amparados en otras formas de representar los universos femeninos. Mientras tanto ahí están sus miradas, sus inquietudes como mujeres que tienen el poder de contar historias desde las imágenes. Nos corresponde desde la crítica y la investigación evitar ese peaje de invisibilidad que por mucho tiempo ha sido una constante del cine hecho por mujeres en Cuba. Los filmes comentados forman ese dinámico mundo del audiovisual joven, aún ellas crecen como realizadoras y mientras, asistimos al regalo de ver los rostros de mujeres que nos recuerdan que ellas somos, también, nosotras.

«Cuba en la mirada» se celebró el día 7 de noviembre en el SúKubo, en la ciudad de Vitoria, País Vasco.

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