Cuando leí el mensaje de JulitoCesar anunciando que Julieta Venegas estaría en Cuba, le contesté: “tu no vas a parar hasta que traigas a Donna Summer”.
Y es que el proyecto que junto a Rochy ha desarrollado este amigo y profesor, Todas Contracorriente, ha venido a movilizar con insistencia y sistematicidad, de manera especial, la sociedad cubana. La pertinencia de sus acciones ha colocado al arte en la posición que le corresponde, en tanto vanguardia del pensamiento e imaginario sociales.
No es la primera vez que artistas y cientistas sociales se unen para hacer énfasis en una temática en particular; sin embargo, creo que la significación de la propuesta de Rochy-JulitoCesar es, precisamente, la agudeza de abordar un tema como la violencia contra las mujeres y las niñas en el seno de la sociedad cubana contemporánea.
Entonces, Julieta Venegas ha estado en Cuba, convocada por Todas Contracorriente, y con la ayuda de varias instituciones del MINCULT, organizaciones y organismos internacionales, para confirmarnos que cuando la canción es sincera e inteligente puede estar comprometida en causas como esta.
Me tocó ver el concierto en la primera fila… en el piso, gracias a quien decidió que Negracubana merecía entrar a La Avellaneda. Yo estaba en el lugar indicado, a la hora exacta.
Ahí, tan cerca del escenario sentí la respiración de Julieta. Canté con ella cada uno de sus temas (conocidos y no) y recordé a más de una amiga a quien le he dedicado alguna de sus canciones. Limón y Sal es un susurro de disco, entre tanta violencia hacia la mujer contenida en numerosos temas musicales.
Un día después, en el panel, desde la tercera fila, pude agradecerles a Rochy, Julieta y JulitoCesar aquel concierto donde “se les fue la vida.”
Allí, en la Casa del Alba, estuvimos una buena parte de las “mujerangas” cubanas, todas contracorriente: Isabel, Helen, Norma, Gisela, Mavys Dora, Yasmín, Lirians, etc., aquellas que no temen decir que son feministas (la palabra no muerde, ni ellas tampoco) y quienes se acuestan cada día sintiendo que una sociedad más justa y plena, sin violencia, también para nosotras, las mujeres cubanas, es posible!