Estaba frente al televisor aquel sábado que Chávez nos hizo saber de la recidiva del cáncer. Eran más de las 10 de la noche y ponían en la TV cubana la película del sábado, espacio habitual que buena parte de la población espera. Por la interrupción del filme supuse que se trataba de una noticia demasiado importante como para limitar momentáneamente el disfrute de quienes consumen dicho espacio.
Ahí estaba Chávez, cojones en mano (no encuentro otro modo de decirlo), explicándonos sobre su estado de salud. Pero lo que ahorita mismo me hace erizar, es la transparencia y valentía con que este hombre declaró, sin hacerlo, que se iba a morir. Aún en vida, entregó el mando del país a Nicolás Maduro. Por eso, no tengo duda, Chávez sabía que iba a morir.
Ibbaé Comandante!
Hasta la victoria siempre, Comandante, companero… Que como bien nos decia Facundo, «somos eternos…»…
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También como tu compañera creo que Chávez sabía muy bien qué posibilidades de vida tenía y decidió pelear, porque era un combatiente en todos los frentes.
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