Lo siento por Juantorena y también por el pueblo de Cuba, pero hasta que no comencemos a pensar a los y las deportistas como seres humanos con vidas, en todos los casos más importantes que las medallas que puedan conseguir, no podremos asumir con dignidad y respeto sus decisiones respecto a su carrera deportiva.
El deporte, como cualquier actividad que exija talento y preparación, marca la vida de quienes a él se dedican. No es posible formar un campeón si este no quiere, y muchas veces cuando el resto de la muchachada corre debajo del aguacero o duerme, ellos están entrenando, practicando, dedicándose a lo suyo.
Pienso que las comparaciones no son felices, pero nos sobran los ejemplos de otras ramas del quehacer donde la gente se siente cómoda, es valorado positivamente y no son compulsados a escoger entre Cuba y el resto del mundo (frase popularizada por el NTV y que siempre llama mi atención).
Hay que darse una vuelta por las instalaciones donde estos chicos y chicas se educan desde la infancia. Las escuelas de música, con todo lo que son criticadas, son verdaderas instituciones de lujo al lado de las escuelas de iniciación deportiva (EIDE) o las de perfecionamiento atlético (ESPA), supuestamente donde transcurre la etapa formativa más importante en la vida de un atleta, para obtener luego resultados de alto rendimiento.
En la música hay más de un talentoso cubano que vive fuera del país y forma parte indiscutible de el panorama musical nacional. Quedó atrás el tiempo en el cual no aparecían determinados nombres en nuestros libros de músicología, por el simple hecho de no residir en territorio nacional.
Pero con los deportistas sucede algo muy diferente. El mismisimo Juantorena, excelso y campeón también, se refirió al vallista Dayron Robles de una manera tan inapropiada, desde su función de vicepresidente del INDER, que una tiene la sensación que está hablando de un subordinado o de un serviente (y eso que no quiero analizar la foto del hoy funcionario que aparece en Cubadebate y que se nota que las venas le saltan del cuello). Que me perdone Juantorena pero esas formulas excluyentes: ¨estás conmigo o estas contra mí¨, ya no funcionan o no nunca lo hicieron, aunque haya gente que como él, creyó o cree lo contrario, la realidad es demasiado compleja como para que sea reducida de un plumazo.
Si Dayron tenía la idea de crear una escuela de vallas, esa no es una ¨idea peregrina¨ como dice Juantorena, es simplemente su contribución, su modo de pensar acerca del desarrollo de la especialidad en el país. He conocido de cerca más de una propuesta de este tipo y el INDER hace caso omiso. Espero que el miedo se les quite un buen día y que aprendan de experiencias como las que profesionales de la danza, el teatro y la música han llevado adelante: la escuela de canto de Jose Luis Cortés es un buen ejemplo.
Por otra parte, necesitamos dejar de pensar a los y las atletas como infantes, con ese paternalismo ruborizante o como los sustitutos de los ejércitos en tiempo paz. La retórica de la nación, la patria y la bandera, quedan totalmente descolocadas cuando se pretende cuestionar la identidad de alquien. Ahí está Ivan Pedroso , cubanísimo, que celebró con su discípulo francés Thango, el récord y la medalla en el Mundial de Atletismo. Además, ¿quién le dijo a Juantorena que tu identidad nacional es tan volátil como un papalote o tan ligera como una pluma? Quién le dijo que es posible cambiar a ¨su pueblo¨?
Al menos yo vibraré con Dayron Robles, Gonzalito Rubalcaba, Malena Burke, el Duque Hernández, etc., y no me importa donde estén. Pero claro, para mí es más facil: yo no soy la vicepresidenta del INDER… dirán algunos.
PS: No he hecho aún el ejercicio pero me gustaría saber si los records y premios de ¨los quedados¨, ¨idos¨o ¨vendidos¨ aparecen o no en nuestras estadísticas deportivas.
Deja un comentario