Sobre el 10 de Octubre en Cuba y un chiste racista


Por Arturo Lopez-Levy

A propósito del post Diez de Octubre: Día del chiste racista en Cuba.

Aunque el 10 de Octubre debe seguir siendo una fiesta nacional por su importancia en el comienzo de la guerra grande por la independencia de Cuba y la importancia atribuida a la abolición de la esclavitud, la relación de Céspedes y el patriciado independentista con los esclavos y los negros (había un gran sector de negros y mulatos libres en la sociedad cubana colonial, a veces manipulados desde el poder contra los criollos blancos como en el gobierno de Tacón, importador mayor de esclavos) debería ser problematizada en la enseñanza de la historia.

Para empezar, nunca nadie debió tener esclavos, y mucho menos en 1868 (incluido Carlos Manuel de Céspedes), después que en la mayoría del mundo, incluyendo los EE.UU, la Gran Bretaña, el Caribe y las republicas de la América hispano-parlante ya se había abolido la esclavitud y todo el pensamiento progresista había denunciado la vergüenza de tal institución. Es injusto e inexacto atribuir al 10 de Octubre el inicio de la lucha cubana por el fin de la esclavitud. En los últimos tiempos se ha reivindicado más los anteriores episodios de conspiraciones revolucionarias e intentos reformistas por la igualdad racial como es el caso de la conspiración de Aponte. Ese proceso es importante porque incluso cuando fueron recordados aquellos episodios de reivindicación de la equidad racial también hubo un sesgo, menor bajo la revolución pero no ausente, a favor de recordar mas la bondad de los patricios de la elite de entonces, que aquellos casos en los que la principal motivación de la acción era el enfrentamiento a la exclusión por motivos raciales y el reclamo por los negros de su dignidad humana.

Segundo, todos esos chistes son parte de un legado histórico que no acabamos de discutir: la relación ambigua que el patriciado cubano del 68 y después los líderes de la guerra de 1895 (excluyo a Martí y los Maceo que murieron en la contienda) tuvieron con la cuestión racial.

La paz de Zanjón fue una mala paz no porque se firmo la misma sin independencia, esta era inalcanzable militarmente luego del fracaso de la campana invasora, la sedición de Vicente García y la muerte de Henry Reeve en Colon. El Zanjón fue una mala paz porque se firmo sin confirmar en la mesa de negociaciones lo que se había ganado el ejército libertador en la manigua y que hasta la propia España sabía que tenía que conceder: la abolición de la esclavitud. Lamentablemente ese enfoque no ha sido adecuadamente defendido. Hay versiones de la entrevista en Baragua en la que Antonio Maceo dice que no hay paz sin independencia O la abolición de la esclavitud. Esta segunda meta, tan importante como la primera, la lograron los cubanos, blancos y negros compartiendo suerte en la manigua redentora, no fue una dadiva española en 1886, lo que paso fue que el patriciado del 68 no lo supo negociar.

Más que un político intransigente, Antonio Maceo fue un político realista. A diferencia de los patricios y hasta del propio Máximo Gómez, que fue un hábil negociador más tarde contra la anexión norteamericana en 1899-1902, Maceo sabía que en el desespero del Zanjón, tras iniciar las negociaciones en Camagüey por Vicente García, y la derogación del decreto Spotorno, los firmantes cubanos habían mal negociado algo que era alcanzable, un compromiso español a terminar la esclavitud en el país, en un tiempo definido. Fiel a su base en Oriente, que nunca le fallo (Guillermon Moncada se alzaría en 1895 a pesar de que estaba comido por la tuberculosis), Maceo plantó cara no contra la negociación en sí, sino sus resultados.

En 1895-8 también el tema racial paso a un segundo plano, incluso en las ordenes de grados del Generalísimo Máximo Gómez cuando al otorgar la condición de alférez a cada bachiller incorporado se favoreció a los blancos y mulatos (en menor medida) que tenían entonces mejor educación que a los negros que se ganaban los grados en la pelea. Reconocer ese patrón en el cual la causa de la inequidad racial es perjudicada por razones estructurales y consecuencias no explicitas debería ser parte del análisis político e histórico, pues la sociedad cubana es multidimensional y temas como la educación, el acceso a capital, conexiones externas, etc., amplifican o reducen las brechas de inequidad.

La republica plattista, fundada en parte por los líderes de la independencia que sobrevivieron a la última contienda independentista, nació mediatizada por la intervención estadounidense con el correspondiente ajuste a un sistema de dominación que no hubiese funcionado sin poner a los negros en la posición subordinada acorde al proyecto de país transado. (Ni la economía de mercado ni el capitalismo tienen por qué ser intrínsecamente racista, pero el capitalismo plattista impuesto a Cuba no tenía muchas opciones por acción (modelo social impuesto) y por omisión (para que funcionara había que tener controlados a los sectores comprometidos con una republica social, entre los cuales estaba la mayoría de los líderes negros).

Tercero, en la enseñanza de la historia en la primera, segunda y tercera republica (revolución), se ha ensenado la participación de los negros en la lucha de las guerras de independencia sin el hincapié necesario en la cuestión racial, la lucha de los negros por obtener el lugar igualitario que les corresponde en Cuba. Aunque me consta que han habido progresos en las ultimas décadas, particularmente en los 2000s, lo digo por experiencia pues viví en Cuba hasta 2001, y con la excepción de un curso que tome con Fernando Martínez Heredia en el Juan Marinello por el 2000 siempre un tema tan importante: la cuestión racial y la lucha por la equidad, fue subestimado con un par de referencias auto-alabatorias sobre la integración racial en el ejercito libertador (no es un logro menor pero también tuvo limitaciones).

Cuarto, en lugar de esos chistes racistas, lo que habría es que agradecer que la gran mayoría de los negros cubanos no ha tenido una postura revanchista sino constructiva y justa, mirando al futuro para eliminar las leyes y conductas prejuiciadas en lugar de trancar el debate político con reclamaciones no realistas sobre las injusticias pasadas.

Cuando se hable en Cuba de reconciliación nacional, todos los cubanos de cualquier raza u origen deberíamos reconocer ese ejemplo, para no vivir reeditando continuamente las broncas del pasado. Una cosa es atender las consecuencias de un pasado de injusticias y otra es permitir que ese legado paralice el futuro. Si los negros tuvieran la actitud hacia el futuro de Cuba que han tenido victimas de otras injusticias, por ejemplo un sector importante de las personas que perdieron sus propiedades durante la revolución (uso de la ley Helms-Burton para seleccionar la injusticia favorita a corregir), en Cuba no habría un minuto de paz entre los descendientes de los esclavistas y los esclavizados.

No soy un especialista en el tema pero como judío familiarizado con la experiencia activista de lucha contra el antisemitismo, me parece que el racismo no va a morir con campanas culturales porque el prejuicio es parte de la interacción humana, y por ejemplo ha habido antisemitismo en Japón donde no hay casi ni judíos. Mi recomendación es adoptar una solución legalista de cero tolerancias para esos chistes en la esfera pública.

Las campañas educadoras son importantes pero la discriminación hay que atacarla como estructura social, demostrando interés en corregirla en los presupuestos, que son el esqueleto donde se reflejan las posiciones políticas; donde está la palabra debe estar la asignación de fondos y prioridades. Por ejemplo, la inequidad racial debería ser un factor de análisis en las políticas crediticias para incentivar el trabajo por cuenta propia y las cooperativas. Municipios y provincias como Guantánamo, Santiago, y Unión de Reyes deben recibir ventajas tributarias y de presupuesto para el desarrollo de la nueva economía, donde la dotación inicial de capital para los negocios es desfavorable a los negros.

De igual forma, con los incentivos deben venir los palos. Afirmaciones del tipo del chiste aquí planteado en centros de trabajo, medios públicos de difusión, y otros bienes del estado, deben ser castigados con multas, perdida del cargo, etc. Si alguien es racista dentro de su casa que se cocine allí, en el espacio público hay que promover el interés público, que es un nacionalismo cosmopolita donde las diferentes identidades son respetadas mientras se incentiva la realización martiana de la ciudadanía: “el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre” y la mujer.

Al dar este comentario, no quisiera ser malinterpretado, no estoy equiparando el racismo existente en la primera, la segunda (donde hubo grandes avances) y la tercera republica (revolución) (donde todavía se avanzo mucho más en la integración racial de la nación cubana, aunque con retrocesos reconocibles en las últimas décadas). Tampoco estoy arremetiendo contra Carlos Manuel de Céspedes o los patricios del 68 y el 95. He estado en la Demajagua y en San Lorenzo, y sentido la mítica presencia del gran héroe, el patricio venerable, que recorrió Europa entera antes de asentarse en el ingenio desde donde se ve el Golfo de Guacanayabo. Escribo este comentario motivado por el post útil y provocador de Negracubana y otros muy interesantes sobre el tema que he encontrado en su blog, no para atizar problemas sino para dar mi visión mínimamente informada sobre un tema que nos duele y limita a todos los cubanos y cubanas de bien.

i Ver Alvarez Sandra, 2013, 10 de Ocubre: Dia del Chiste Racista en Cuba en https://negracubanateniaqueser.wordpress.com/2013/10/10/micropost-dia-del-chiste-racista-en-cuba/

 

Un comentario en “Sobre el 10 de Octubre en Cuba y un chiste racista

  1. Muy atendible , López-Levy.De paso,él señala un punto que en el proceso de reformas económicas en Cuba debe tomarse en cuenta,y es el de la indemnización pòr bienes expropiados por razones de interés económico-social,en muchos casos no satisfecha.Es un problema histórico y CONFLICTIVO que precisa solución,por justicia y por Derecho.No hay Constitución cubana que no reconozca ese fuero.Hoy,muchísimos interesados en mantener el embargo-bloqueo,allende y aquende el Morro,callan sobre el problema,que para nada es tan complejo de solucionar y es al mismo tiempo la clave para dinamitar la Helms-Burton

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