En estos días se discute muchísimo en La Habana acerca de diversos temas. Desde el libre acceso a Internet, el filme Conducta, hasta la nueva Ley de inversión extranjera en Cuba suscitan diferentes opiniones y posiciones encontradas.
En mi opinión, esos son puros pretextos. El punto álgido es un proyecto de nación que incluya la libertad de pensamiento, expresión y de creación.
Hoy me levanté con un texto en mi buzón que mi amigo Victor Fowler me envió con el siguiente epígrafe:
Hace unos días publiqué en el suplemento digital de la revista Espacio Laical este artículo ensayístico que ahora comparto por correo electrónico. Comencé intentando hablar acerca de la necesidad de debate social, tema habitual en numerosas intervenciones de todo tipo y procedencia en el país, y terminé escribiendo exactamente sobre lo contrario; es decir, ¿cuáles son las condiciones necesarias para que, en un territorio cualquiera, no exista debate social? El texto contiene un párrafo más que en su edición digital, así un subtítulo que introduce mejor las paradojas de su contenido, pues –a la manera de una especie de borrador permanente- es tema acerca del cual he seguido pensando. Como mismo otras veces, lo mando a ustedes, colegas a los que respeto, cuyo trabajo sigo y a quienes pienso que tal vez les interese.
Es posible que entre las personas que leen esta bitácora surja una interesada. Por eso lo comparto:
Descargar Los hermosos peligrosos de la libertad por Victor Fowler
Imagen tomada de Registro Personal
«En mi opinión, esos son puros pretextos. El punto álgido es un proyecto de nación que incluya la libertad de pensamiento, expresión y de creación.»
Estoy de acuerdo. Un proyecto equilibrado donde las libertades individuales y sociales se trabajan con prioridad legítima.
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Gracias por comentar. Buen texto el de Victor, a leerlo con calma, pero a leerlo! Abrazos
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