Hermanos,
Ante una nueva escisión que lamentable se ha producido en nuestra incipiente y débil organización, les escribo temeroso e imploro, que esto no conduzca a un mayor debilitamiento de los cimientos sin fraguar que estamos tratando de construir.
A pesar de no haber visto publicado las bases, conceptos, filiación ni mecanismos para llegar a formar parte de ARAAC, el solo hecho de haberse concebido este abanico unificador de los marginados, obliga a defenderlo, criticarlo, fortalecerlo y crear un mecanismo de funcionamiento democrático, que augure un crecimiento, expansión y reconocimiento, que sea capaz de llevarlo a cumplir con sus postulados teóricos.
Mientas ARAAC o cualquier otra institución carezca de una estructura, una visión, una meta y formas de alcanzarlos, nos limitaremos a hacernos señalamientos, nos fraccionaremos y jamás lograremos alcanzar la autoridad interna y externa necesaria para poner en marcha nuestras aspiraciones, nuestros sueños y obligaciones con la sangre de nuestros antepasados.
Hasta ahora parece ser, que un grupo de hermanos bien intencionados acordaron formar la dirección de esta organización en La Habana. El carácter altamente teórico, académico y verbalista a que se ha limitado hasta ahora el análisis y discusión de los males que aquejan a los segregados, marginados y empobrecidos de nuestro país, le ha faltado una base de sustentación práctica, que atraiga nuevos miembros, se consolide dentro de la sociedad y expanda a lo largo del pais y fuera del mismo.
Las sociedades Chinas en Cuba y tal vez en el resto de mundo, se fundaron y tenían como base, apoyar moral y materialmente a cada emigrante chino llegado a su comunidad, al proveerlos de inmediato de abrigo, alimentos y pequeños recursos económicos re-embolsables con un pequeño interés, con el que cada uno de ellos podia establecer el negocio en el cual se sentía mejor capacitado y con la mayor posibilidad de éxito.
El mundo ha cambiado ante nuestros ojos y nosotros en gran medida, hemos seguido proponiendo mecanismos de ayuda, reconocimiento y deuda, que no fue atendida en el pasado y tal vez, tampoco lo sea en el presente.
Si nos adecuamos al mundo presente y en lugar de pedirle al discriminador y segregacionista que nos exima de su desprecio, que reconozca nuestros méritos, que nos proporcione la oportunidad para avanzar, nos esperan otros 500 años de lamentos, sufrimientos y nuestros deberes con quienes se inmolaron por nuestro presente, seguirá pendiente.
Nosotros, los desposeídos e ignorados, no podemos aspirar en estos momentos, a alcanzar ninguna de las grandes empresas que se asentarán en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel o los grandes hoteles que se construirán a tenor de las nuevas leyes de inversión en Cuba, pero si podemos agruparnos en una fórmula ancestral, propia de nuestra cultura, en la cual todos podemos trabajar para un pequeño colectivo o comuna, libre de los males que hoy nos aquejan.
Durante cientos de años los negros, indios y otros nativos se distribuyeron las tareas a realizar. Unos pescaban, otros sembraban y todos consumían de los bienes creados. A pesar de constituir negros y mestizos menos del 25% de la comunidad Cubana en el exterior, ante un organismo aglutinador como ARAAC, podríamos aportar pequeños recursos económicos que permitirían a ARAAC crear y administrar su mini-empresa, con la que podríamos comenzar a romper el ciclo de dependencia actual.
Hermanos, esto es real y esta en nuestras manos. Nos falta el ejemplo vivo, visible que el mundo pueda constatar nuestra gestión, nuestro intelecto al servicio de los mas, mediante la formación de la primera cooperativa de construcción, transporte, ventas, producción o servicios, en el cual todos pudieran reflejarse.
Dejemos atrás la mentalidad de dependencia y antagonismos. Demostrémonos de lo que somos capaces, pongámonos de pie y asumamos la responsabilidad de trabajar y hacer exitosa, cada una de las empresas que acordemos crear.
Millones de negros en otras partes del mundo, despreciados y marginados igual que nosotros, tendrán en nuestros éxitos, un aliento, una vía a seguir. No tengo la menor duda, que con nuestra actitud y ejemplo, miles de Afro Americanos, Caribeños y Africanos, se mostrarán interesados en la formación de empresas mixtas con sus hermanos en Cuba.
Termino recordándoles, que nuestra mayor debilidad radica en la facilidad en que podemos ser divididos, enajenados, como consecuencias de prejuicios ancestrales que aun perviven entre nosotros. Prueba de ello, lo vemos a diario en los Estados Unidos, en el cual, 38 millones de Afro-Americanos poseen un poder adquisitivo superior a los 900 mil millones de dólares anuales y la casi totalidad de ellos viven en una pobreza abyecta, por haber sido programados a gastar, presumir y no crear o sentar las bases de desarrollo de su gente. De nuestro éxito, también dependerán ellos!
Ninguna empresa por grande nos parezca hoy, esta fuera de nuestras posibilidades reales. Unámonos con transparencia, sin arribismo o ánimos de desplazar a nadie de la posición que ocupa. Tenemos que educarnos con una nueva visión del presente y futuro. El éxito o el fracaso dependen de nosotros. A diferencia de nuestros ancestros, nosotros no tendremos a quien culpar, pues miles de negros en Cuba poseen un cúmulo diverso de conocimientos que nos permite diseñar y dirigir nuestro futuro.
Acá los espero! Organícense y digan qué y cómo podemos apoyarlos.
Un abrazo fraternal, un llamado a la cordura, mientras tratemos de recuperar 500 años de abusos, infamia e impotencia.
Alberto
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