
Ángel Candeaux se define a sí mismo como “un soñador concreto en quien se cruzan muchas búsquedas; la principal posiblemente sea precisamente saber quién soy”. Y con esa convicción ha decidido enfrentar su carrera profesional.
Este psicólogo cubano, que vive entre Berlín y La Habana, ha fundado un proyecto donde se unen la espiritualidad, la danza, con el mejoramiento de la vida cotidiana. La base ha sido responder a las preguntas, angustias y exigencias de vivir en una sociedad.
En Desapalencao, según Candeaux, “la historia de mis transformaciones va definiendo esa respuesta. Mientras tanto, mi decir revela aristas de mi identidad”. Pero también este proyecto va de muchas cosas más. Veremos.
Desapalencao, ¿por qué? ¿En qué consiste el proyecto?
El proyecto consiste en una apuesta por la universalidad de lo humano más allá de criterios restringidos que posicionan a las identidades particulares como nichos en lugar de puentes de comunicación; consiste en la glorificación de la plenitud humana como condición consustancial a la especie en cuestión.
La simiente del proyecto nace evidentemente de una pulsión de liberación, tiene una historia concreta que la respalda. Se inscribe necesariamente en un proyecto de autosuperación acompañada, asistida, apoyada por hermanos y hermanas de camino. No denota un estado, sino una referencia. No se refiere a una afiliación, sino a una actitud, ya que no privilegia una forma en concreto sino un contenido.
El ancla concreta de la que se nutre el proyecto son las tradiciones validadas por años de experiencia en las prácticas reduccionistamente asociadas a la herencia africana en Cuba. De esta rica fuente Desapalencao toma concepciones y procederes como tecnologías culturales de transformación de la realidad en pos de propiciar cambios deseados en la mejora de la calidad de vida. Dicho de otro modo, el proyecto resalta en su labor las cualidades intrínsecas que porta esta tradición, perfectamente aplicables (en sentido amplio) a los campos escénico, pedagógico y terapéutico. Esta labor se concreta en modo de performances, talleres, cursos, coachings y rituales.
¿Quiénes participan?
Hasta la fecha, julio del año 2014, integramos el núcleo visible de Desapalencao tres personas que hemos apostado sueños, tiempo y esfuerzos para concebir, nutrir y hacer real más allá de mis elucubraciones esta realidad que ya se palpa… Les agradezco infinitamente por eso. Somos Rune Meissel, María Velázquez y un servidor.
Si bien es cierto que intelectualmente Desapalencao es mi hijo, la forma, concreción y expansión actuales no serían posible sin la presencia de cada una de las personas. Existe un núcleo visible, como antes mencioné, que está en constante proceso de encuentros y desencuentros en la intención de desarrollar un proyecto en conjunto, donde cada uno aporta y pierde y gana para sí. Pero no menos activo está el núcleo invisible mayor sin el cual nosotros tres no podríamos concretar la obra que vamos construyendo. Esta realidad no es para nada exclusiva de Desapalencao, sólo que los “anónimos” suelen pasarse por alto aunque el peso de su apoyo es verdaderamente imprescindible.
La lista de sus nombres excede mi justa capacidad de memoria, por ello prefiero hacerle honor a todos mis antecesores, contemporáneos y sucesores en el tiempo, dondequiera que se localicen, cualesquiera sean sus motivaciones.
¿Este proyecto está pensando en inmigrantes que quieren y necesitan integrarse en la sociedad o en alemanes, o no tiene distinción alguna entre unos y otros?
El proyecto no parte de esa premisa, ni la toma en cuenta para edificarse. Mis vivencias en la sociedad alemana implican, sin dudas, seno de la maduración de líneas de pensamiento que he venido desarrollando desde antes. Es inevitable no admitir que la formulación del proyecto Desapalencao está naturalmente influenciado por las experiencias que he vivenciado en lo dado en llamar Viejo Continente. He vivido en Berlín suficiente tiempo para apreciar que no están del todo locos ni errados como pensé en cuanto llegué; suficiente tiempo para pensar lo mismo de La Habana. Hay cruces, desequilibrios de una sociedad que de cierta forma se compensan con las experiencias de la otra. El tiempo me ha dejado espacio para reposar militancias y enconos.
Hoy, tanto mis hijos como yo, para la experiencia sensible de la cotidianidad, somos extranjeros en La Habana; también lo somos en Berlín, independientemente de qué digan nuestros pasaportes o nuestro acento al hablar. En términos de identidad nacional, de alguna manera estamos en un limbo entre intolerancias y chovinismos de uno y otro Estado-nación. Realidades modernas que se tocan indistintamente así estemos en el idílico trópico turístico o en las frías tierras del desarrollo socioeconómico. Y nos queda como opción lamentarnos por ello o sacarle partido. Yo apuesto por esta última opción.
Volviendo a ajustarme a tu pregunta: he vivido en Berlín experiencias que me han quitado años de peso encima que ni siquiera sabía que llevaba conmigo (digo Berlín porque en viajes que hice a otras ciudades en Europa los procederes eran similares a los que viví en La Habana. Me refiero específicamente a que en Berlín no tengo que quitarme la mochila o bolso para entrar en una tienda porque sea un sospechoso potencial de robar alguna mercancía. En un principio mi policía interno me decía que eso estaba mal, sólo porque estaba adoctrinado a que la señal de que no tengo intención de robar en un establecimiento es definida por si entro o no con una bolsa… Ejemplos hay unos cuantos, me quedo con este y creo que es suficiente).
He vivido también en Berlín la añoranza o deseo por parte de alemanes de mucho de lo que en Cuba aborrecía. Agradablemente desestructurante. Yo, confrontándome por años con mis señales que me codificaban como negro (o moreno, o mulato, colorao, o mi chino, o negro fino, con alma de blanco, etc) para revalorizarlo positivamente y aquí, en determinados círculos, encontraban mi pelo de superestrella, mi tono de piel espectacular y los había que detestaban su pelo rubio y sus pecas y blanca piel plenamente dispuestos a tomar mi lugar al 100%… Sé de alemanes en manicomios con graves diagnósticos de identidad y reconocimiento por referir realidades que en Cuba serían calificadas de supersticiosas, creyentes o médiums, según quien y desde dónde los defina.
Yendo al grano: no nos circunscribimos a los alemanes o a los inmigrantes en Alemania como público meta. Nuestro esfuerzo está dedicado a las personas que desean superar un estado de insatisfacción, ya sea esta fisiológica o psicológica, y por las razones que sean eligen este/nuestro camino como alternativa posible de solución o alivio. El proyecto asume los medios de comunicación virtuales; por ello los límites de alcance pueden ser tan transnacionales como los temas y los idiomas que manejamos.
¿De qué manera se inserta la música en este proyecto?
La música es un elemento consustancial a las prácticas cubanas asociadas a herencias africanas. Por la dimensión de rescate de estas riquezas culturales presente en este proyecto no podían faltar.
Concretamente, la música se inserta de manera diferenciada por sus tres aristas fundamentales. Primero en función de las artes escénicas en formato de concierto o performance. Luego para la enseñanza polirrítmica en la sincronización de toques, cantos y bailes, y además se trabaja como vía práctica de desarrollo de habilidades funcionales-comunicativas-colectivas, para la estimulación del pensamiento abstracto y como práctica conectiva entre entendimiento y ejecución. Por último, como estímulo terapéutico. En nuestro caso este efecto es potenciado porque la música es altamente energética y se hace en vivo por un mínimo de tres personas. Las modalidades en este caso van desde sesiones de musicoterapia clásicas individuales y colectivas hasta toques tradicionales (güiro, cajón, etc.) en festividades, conmemoraciones privadas.
¿Por qué en la imagen del proyecto aparecen marcadamente las tradiciones de origen africano?
Porque el proyecto está intrínsecamente ligado a las tradiciones cubanas, que son producto de la reelaboración criolla fundamentalmente de las herencias culturales bantús, yorubas, taínas e hispanas. Tradiciones que llevan una marca africana porque fueron desarrolladas, en primer lugar, por los criollos descendientes de estos, nutriéndose de la herencia enriquecida por los elementos materiales y culturales que su contexto (Cuba) les brindaba.
Desapalencao propone una revisión de nuestro vivir moderno desde las fuentes de saber que nos proporcionan sociedades preindustrialistas de todo el planeta o simplemente más cercanas a la naturaleza, buscando entenderla y comunicarse con ella como vía para reafirmar nuestra existencia en armonía; entendiéndonos como extensión de la naturaleza y no como sus domadores. Esta conciencia del caos adonde nos lleva la forma occidental de vivir ya no es ni nueva ni secreto para nadie que desee verlo. Las búsquedas son disímiles hacia culturas o remanentes de culturas ancestrales tales como la asiática, africana, indígena, europea premoderna, medioriental, etc. Todas válidas. En mi caso, las viejas formas contenidas en las tradiciones cubanas son las que me quedan más cercanas. La búsqueda, recolección e investigación de dichas tradiciones vivas forman parte de mi quehacer. El acceso a ellas me está facilitado porque de Cuba vengo y allí aterrizo con cierta regularidad.
En la página del proyecto se declara “desarrollo de la intuición para superar lo cotidiano”, pero tú y yo sabemos, como psicólogo y psicóloga que somos, que la intuición es una instancia no es “educable” ni “entrenable”. Entonces, ¿por qué hablar de desarrollo?
Interesante y polémica pregunta que parte de ciertos presupuestos. Sin embargo, las disquisiciones filosóficas, ideológicas o teológicas al respecto, por cuestiones metodológicas, no son de mi interés.
Entonces puedo perfectamente entender una sesión espiritual como un encuentro de personas que toman en serio sus intuiciones y deciden reunirse para darse mensajes intuitivos recíprocos que les ayuden a entender y rebasar las dificultades de su día a día. Crean el momento y la atmósfera adecuada para ellos, y bajo un imaginario/visión común o compartido, se entregan/abren a ser receptivos a los mensajes relacionados con el objetivo de la reunión, permitiéndose así que de esa disposición colectiva emane un conocimiento general fresco y cualitativamente distinto al que cada uno por sí hubiera logrado concebir. Conocimiento que posteriormente todos pueden emplear en beneficio propio.
No nos planteamos entrenar la intuición en sí, sino el acceso a ella. Simplemente estamos hablando de reemplazar costumbres –hábitos- en vez de automatizadamente recurrir a los mismos patrones de respuesta conocidos. Se busca permitirnos el instante de recibir un camino ajustado a la situación presente, abrirnos por un momento a una vía en sintonía con una solución subyacente en ella. Con sólo enfatizar el confiar, abrirse a respuestas nuevas, dejarse llevar, ya damos una posibilidad a ser guiados por la intuición y no por la costumbre y la comodidad de emplear modelos preestablecidos.
El desarrollo se refiere a fortalecer esa habilidad o disposición de entregarse a la sugerencia de la situación en lugar de activar el programa automático del mainstream.
Publicado en Cuba contempóranea