
Las ciudades que empiezan con H me persiguen. He vivido el La Habana y en Hannover. Sin embargo, dedico estas letras a Hamburgo, lugar que por ahora me enamora, y me ha hecho infiel a La Habana.
Desde que llegué a Alemania quise poner mis pies en la ciudad norteña, pero no fue hasta hace unas semanas que llegué a este puerto. Una mano y una vida me condujeron por aquellos lugares de obligada visita, aquellos que te hacen sentir que esta es una ciudad abierta al mundo, y también un lugar irreverente que burla los límites establecidos entre países.
Contrario a otras ciudades germanas, Hamburgo es políglota, diversa y disfruta de serlo. Mi estancia en ella, de tres días, me permitió vivir esa diversidad propia de las ciudades puertos. Dicen que por estar al norte su clima es lo único molesto pero la naturaleza quiso que yo la conociera soleada y calurosa.
Caminando por Hamburgo me pude sentir nuevamente en mi Habana; y allí descubrí que Alemania también puede ser una tierra extraordinariamente colorida y multirrítmica. Una importante celebración de la comunidad portuguesa asentada en la ciudad me hizo colocarme de nuevo en vínculo con Iberoamérica.
Es sencillo, en Hamburgo lo diferente es la norma.
Esto es lo que mi lente pudo atrapar.



Que lindo texto, Negra!!!!..A mi tambien me persiguen las ciudades con H…Ahora mi vida esta dividida en dos de ellas, De la Habana a Haliax van mis pies!!!!…
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