Mi mamá, que es la feminista más radical que he conocido aunque nada supo acerca de la tercera ola, nos enseñó a mis hermanas y a mi, desde chiquitas, una técnica de valor invaluable: «cuando un varón se te acerque con el ánimo de pegarte, dale una patá por los guevos y verás como se para en seco». Con eso aprendido salí ilesa de un par de machitos abusadores de la escuela, esos que pretenden hacer de las niñas negras un cuchimbá.
Por otra parte, ayer una amiga de FB se quejaba de los pocos mensajes que comparten estrategias concretas para que las mujeres se defiendan de la violencia masculina. Y es cierto, casi todas las campañas se concentran en visibilizar la violencia o identificarla pero no en cómo combatirla.
Recordé entonces a mi madre y el taller el año pasado cursé en la ciudad de Frankfurt con la maestra Sunny Graff, una mujer de origen estadounidense que lleva por años una academia de artes marciales para niñas, adolescentes y mujeres, «Frauen in Bewegung» (en castellano Mujeres en movimiento), donde existe un programa permanente de enseñanza de autodefensa ante situaciones de agresiones físicas e intentos de violación.
De lo aprendido, me encantó confirmar la validez de la práctica que siempre nos sugirió mami y me lleve a casa el aprendizaje de una técnica mejorada pues identificamos varios puntos vulnerables en la musculatura masculina. De hecho, la mayoría de las técnicas de autodefensa se basan precisamente en usar con eficiencia nuestro cuerpo aunque por lo general somos más pequeñas y menos corpulentas que ellos.
Además aprendí a caminar entre personas que te acosan con la mirada, piropos y palabras obscenas sin que mi cuerpo se resintiera. Se trata de poner una barrera entre el tipo y una, de manera de que no nos encojamos ni «encaracolemos» cuando somos agredidas, no importa de que tipo de violencia se trate. El tipo tiene que saber que no somos per se una presa fácil y que dado el caso pelearemos en igualdad de condiciones, por muy grande y fuerte que él sea.
Imagen tomada de E-cards feministas
negra cubana tenía que ser 
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