Foto Kaloian
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Por Tomás Fernández Robaina

“¿Cuál es el estado actual de la población negra en Cuba?”  Es una de las peguntas más frecuentes que nos hacen periodistas, estudiantes, profesores e investigadores,  extranjeros y cubanos, a los que además de académicos, formamos parte del número cada vez más crecientes de los activistas comunitarios que batallamos en contra de todas las discriminaciones heredadas de los códigos sexuales, machistas, homofóbicos, religiosos, educacionales, culturales, lingüísticos, impuestos por  los colonialismos europeos, que robaron las riquezas y los vastos territorios e islas de los verdaderos pobladores de nuestro continente.

No puede pasarse por alto que durante los años noventa del período especial, la problemática racial alcanzó una visibilidad relevante, debido a que durante décadas, no pocos de nosotros, afirmamos y creímos en el discurso oficial de que la discriminación racial había sido eliminada de nuestro país. Lo anterior fue posible porque comenzaron a verse a afrodescendientes trabajando en sitios donde nunca habían podido laborar de manera significativa como en los bancos, en la gastronomía, por citar solo dos áreas. Además, fueron eliminadas las prohibiciones que impedían a los negros y a las negras deambular por las mismas áreas que los blancos y las blancas. Por lo tanto, la discriminación racial no fue objeto de atención por parte de la academia y mucho menos de nuestra prensa. Cuando de vez en vez alguien hacía referencia a su existencia, ese alguien era tildado de ser un instrumento del enemigo para crear la división entre las filas revolucionarias y no se analizaba qué elementos objetivos podía haber en dicha denuncia, la cual se desestimaba con la completa convicción de que era un ardid de los enemigos de la revolución por destruirla.

Recuérdense títulos como Procesos del etnos cubano (1983), de Jesús Guanche y El problema negro en Cuba y su solución definitiva (1986), de Pedro Serviat. Ambas obras, mostraban una visión muy ficcionada de nuestra realidad, ya que daban a conocer la no existencia de la discriminación racial y la disminución de las creencias religiosas de matrices africanas, como evidencias de que nuestros hombres y mujeres se identificaban mayoritariamente con la ideología, práctica social y política, enseñadas por el poder revolucionario, sin analizarse de manera dialéctica el fenómeno que ya comenzaba a visualizarse.

Obviamente, el acercamiento analítico a nuestra sociedad actual evidencia, de manera irrefutable, que aún nos falta mucho para combatir de manera efectiva y eficiente el racismo y sus históricas  proyecciones discriminatorias y prejuiciosas en contra de la población de origen africano, desde la colonia hasta hoy.

Lo anteriormente dicho puede corroborarse con ejemplos de un ayer cercano, cuando durante el primer taller analítico de la problemática racial en nuestra Isla, convocado por la Fundación Fernando Ortiz en 1998, uno de los participantes relató su experiencia personal al trabajar en una empresa que proveía a las corporaciones y empresas extranjeras los expedientes del personal profesional apto para trabajar en ellas. El detectó que ninguna persona de pigmentación negra o mulata, había sido contratada, a pesar de ser profesionales de muy alto nivel.

Pero no solo ese hecho debe ponernos en un estado de alerta para apreciar cuan profundo, consciente o no, está enraizado el racismo en la mente de muchos de nosotros. La  respuesta ofrecida a quien había hecho tan objetiva observación, nos muestra algo muy terrible: “El que contrata tiene el derecho de elegir con quien trabajar”. Afirmación posiblemente válida para una sociedad que no busca una mayor equidad para todos sus ciudadanos, pero intolerable para los que trabajamos por una en la cual todos y todas tengamos la posibilidad de acceder a puestos laborales acorde con el conocimiento profesional que hayamos alcanzado.

Según se nos dijo en la clausura de dicho taller, esa, entre otras demandas, serían presentadas a las diferentes instituciones generadoras de las críticas debatidas. La finalidad, en su sentido más amplio, era llamar la atención del poder revolucionario, de cada una de las instancias involucradas, para que se buscara soluciones a las problemáticas  denunciadas y debatidas puesto que, a pesar de existir una voluntad política de no permitir tales fenómenos sociales discriminatorios, las acciones discriminatorias, visibles o no, crecen por día.

Si lo anterior se debatió en 1998, tengamos en cuenta lo acontecido en este mes de marzo del 2015, al reconocido poeta y ensayista Víctor Fowler.

Al entrar a la Lonja de Comercio fue interceptado por uno de los guardias de seguridad, quien le preguntó hacia donde se dirigía y no interceptó ni formuló la misma interrogante a las otras dos personas que coincidieron con él en ese momento. Ellas eran personas blancas y Víctor es negro. Y por supuesto, si después de casi 17 años de aquel histórico taller, continuamos denunciando y demandando acciones más efectivas en contra del racismo, ¿qué  ocurrió con las recomendaciones y medidas que se dijo se tomarían en aquella ocasión?

¿Significa lo anterior que no se le prestó la atención requerida? ¿Qué no fuimos capaces de exigir respuestas y medidas más dinámicas por parte de las instituciones oficiales involucradas, debatidas en las denuncias que afloraron en el taller?

Independientemente de las respuestas que se den  -individual, colectiva u oficialmente- a las anteriores interrogantes, puede decirse que la naciente y pequeña sociedad civil de aquella época, dio muestras de su existencia, mediante las voces críticas que se oyeron en el taller. Desde entonces, el coro de esas voces se ha incrementado y podría ser aún mayor, en cantidad y en calidad, si fueran eliminadas las limitaciones que todavía sobreviven y que estiman el abordaje de la problemática racial como algo dañino para la unidad política y cultural del país. No son pocos los que aún creen que hablar del problema es crearlo, sin tener en cuenta que el no enfrentamiento a tal desafío hace que dicha problemática se enraice más y por lo tanto, su malévolo quehacer se expanda de manera más rápida y silenciosa.

Por lo expresado anteriormente creo que no podemos demorar más la realización de un debate en el cual intervengan académicos e intelectuales, independientes o integrantes de organizaciones como la Cofradía de la Negritud, la Comisión de Aponte, el Movimiento de Integración Racial, La Red Barrial de Afrocubanas, El Comité de Integración Racial Ciudadana,  y la Unión Jurista Racial, entre otras.

La relación simple de esas agrupaciones patentiza la existencia cada vez con más peso, de la urgencia de luchar contra el racismo, los prejuicios, las discriminaciones, pero a la vez manifiesta la lamentable fragmentación, que debe superarse, mediante la fusión de algunas de esas organizaciones, con el objetivo de intentar aunar todos esos empeños en uno solo, respetándose las posiciones y políticas particulares de cada uno de esos grupos, así como la postura individual de cada académico y de cada activista social comunitario.

La mesa redonda del pasado 20 de marzo dejó bien clara algunos de los hechos denunciados por todos los que estamos en esta batalla.

La reacción a los criterios vertidos por los que participaron esa noche, han motivado artículos, comentarios de pasillos o expuestos en las redes sociales, desde muy diversos ángulos. Veo con pesar, que un tema tan serio, fundamental, en el proceso de cambio en el cual nuestra sociedad se encuentra sumida, en ocasiones las opiniones que se vierten al final de textos muy bien pensados objetivamente,  son muy superficiales, de un pésimo humor, que contribuyen consciente o no, a restar importancia a los  contenidos.

Por supuesto, independientemente de lo señalado, considero que avanzamos, tal vez no tan rápidamente como desearíamos: ya el aldabonazo se ha dado, la puerta se abrió.

Las acciones generadas por ARAAC, por la Cofradía de la Negritud, por la Unión Legal de Juristas, la Red Barrial de Afrocubanas, por el CIRC,  entre otras, son expresiones fehacientes de que hay un movimiento antirracista, anti-discriminación,  encabezado por líderes y lideresas, activistas comunitarios o académicos, que desde sus ámbitos sociales o docentes, se expresan en sitios como la Biblioteca Nacional de Cuba, la Biblioteca Provincial de la Habana, la Biblioteca Municipal Máximo Gómez, la Casa de África, la UNEAC, Casa de las Américas, Casa del ALBA y en las multiples casas comunitarias de la capital de todos los cubanos.

Por supuesto, en provincias como Matanzas, Cienfuegos, Camagüey, Santiago de Cuba durante la celebración de eventos locales sobre nuestra cultura e historia que se efectúan a lo largo de todo el año, se oyen voces que hacen que el coro reivindicativo sea cada vez mayor, un verdadero coro nacional.

Por lo expresado hasta aquí, no debe haber duda que hacemos lo que pensamos debemos hacer, no siempre con el apoyo de los medios masivos de comunicación u otros que deberíamos tener. Sin pasar por alto que la verdadera lucha no será más amplia, profunda, duradera, hasta que logremos sus objetivos; los cuales no se alcanzaran ni hoy ni mañana, sino después de un largo proceso durante el cual se formen las generaciones actuales y las futuras mediante el estudio de los  programas de la enseñanza primaria, la media y la superior; donde conozcamos y aprendamos la historia olvidada -negada por la historiografía burguesa y también por buena parte de la historiografía revolucionaria-, de la importancia de las primeras generaciones de africanos y sus descendientes, hacedores y sostenedores de nuestra historia y de nuestra cultura, elementos negados con mayor o menor fuerza en algunos de nuestro largo proceso de forjarnos como nación.

Evitemos por todos los medios, que algo similar pueda ocurrir en estos tiempos; ampliemos nuestro debate y nuestros conocimientos para que todos los ciudadanos disfruten realmente de los derechos plasmados en nuestra Carta Magna. Solo cuando ese ciudadano se percate y pueda materializar y reconocer que sus derechos no son violados en la práctica, estaremos pues entonces en la sociedad por la cual actualmente luchamos.

Tomado de Afromodernidades.

Edición: Negracubana

10 respuestas a “¿Avanzamos o retrocedemos en la lucha contra el racismo hoy en Cuba?”

  1. Gracias Tomasito por la radiografia a cuerpo entero que has hecho de la ultima gran tragedia que aflige a nuestra patria y gracias mil veces, por tu lucha denodada, incansable e incorruptible.

    El haber pretendido ignorar este hecho en Cuba o descalificar a quienes tocaban el tema, permitio la metastasis del mismo con nefastas consecuencias.

    Actuemos hoy, liquidemos el mal, antes que el proceso se haga terminal.

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    1. Gracias Alberto por su comentario tan positivo! Todxs queremos lo mismo! Besos

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  2. Saludos Estimada Negra. Tengo preparado un breve articulo sobre este tema, para publicarlo (con tu permiso) en tu Blog. Mi email es: gacejas1959@yahoo.com, escribeme para enviartelo por esta via. Me encanta tu blog, yo lo re-bloggueo casi siempre. Un abrazo. Greg (El hijo de la Negra de Banes, Caimito)

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    1. Saludos. Greg, pues envíamelo a mi correo negronacubaine@gmail.com y vemos. Un abrazo por pasar por esta bitácora. Slds

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  3. Hola, yo sigo tu blog y realmente me gustan muchas de tus publicaciones y las reblogueo mucho, pero a veces me pregunto? Vives realmente en Cuba?? Yo no lo veo tan así como lo describes, veo este artículo muy cargado de racismo, divisionismo y complejos que no coincido que así vivan en nuestra sociedad. Los de tes negra que no han alcanzado un buen puesto de trabajo, pasan los mismos trabajos que muchos blancos que tampoco han llegado a nada, sencillamente los que son buenos de verdad, ya sean blancos o negros, logran lo que sus propios méritos y esfuerzos merecen. Saludos, y disculpa no coincidir contigo en este artículo.

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    1. Amalis, primero el artículo no es mío, es un eminente investigador llamado Tomás Fdez Robaina quien tiene más de 10 libros publicados sobre la temática, por tanto su posición no es de subestimar. Segundo si vivo en Cuba, aunque ahora mismo no estoy en la isla, y soy una mujer negra. Tengo 41 años y he padecido suficientemente racismo en Cuba como para haber creado este blog hace casi 9 años. Estudie en La Lenin, estudie Psicologia, hice un master y en todos los lugares los mismos chistes racistas, los mismos comentarios, etc. Lo que dices de que los blancos y los negros pasan iguales trabajos, te animo que le preguntes a una persona negra o a 2 o a 3 para que veas. Por último, tu eres una persona blanca o negra? Gracias por replicar y pasarte por acá. Abrazos, Y claro que no tienes que coincidir lo que pasa es que tu tienes tus vivencias y las otras personas, donde me incluyo, tenemos otras.

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  4. Avatar de Danielle Clealand
    Danielle Clealand

    Gracias Tomasito por tus palabras y por tu dedicación a la lucha de todos nosotros! Una gran parte del movimiento contra el racismo es la conciencia negra. La persona que te dice que no, la persona que te dice que afirmar el orgullo de ser negro nos divide, tiene miedo de la igualdad racial. Podemos ser unidos y afirmar quienes somos a la vez. Conciencia siempre! Te quiero Tomas!

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  5. Muchas gracias mi querida SAndra, por siempre abrir tu blog a mis llamados para mejorar nuestra sociedad justamente en este momento de cambio. Gracias a Jones y a mi estimada Danielle, no pretendo que todos estén de acuerdo con mis ideas, pero al menos con ellas pretendo que sirvan para reflexionar, es posible que sean rechazadas de inmediato, pero si se repiensan, y se busca honestamente en la cotidianidad que todos hemos vivido en nuestro país, y posiblemente en otros, hallaremos verdades que a veces no percibimos, porfque el racismo, al menos en Cuba, esta tan enraizado en la mente de muchos paisanos, que no se dan cuenta de las posiciones y acciones racistas que diariamente se asumen , porque ellas han sido vistas como normales de nuestra sociedad, a pesar de que siempre se ha luchado, y ahora mas que nunca contra esos males. Tengamos fe, estoy convencido que las generaciones futuras no sufrirán todas las discriminaciones que nosotros hemos padecido, porque recordemos por favor, que no es únicamente la lucha contra la discriminación racial, sino también contra el machismo, la homofobia, el sexismo, y en contra de todas las discriminaciones religiosas, culturales,regionales entre muchas mas que hemos padecido y padecemos aun, por eso hay que seguir luchando, las generaciones futuras nos agradecerán lo que hoy hacemos, como nosotros agradecemos lo poco o lo muchos que las otras hicieron, y que son las muestras que nos estimulan para continuar la batalla hasta que obtengamos la sociedad que todos anhelamos tener, en todo nuestro continente, un abrazote grande grande para todos de tomasito, cada día mas cimarrón

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    1. Tomasito, un placer tenerte por acá. Un abrazo para ti hermano.

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