1. Todas las frutas te parecen insípidas y hasta dejas de comerlas.
En Cuba escogías las frutas por su olor y su color. Luego de un tiempo en Europa ya dejas de hacerlo porque todas huelen a plástico y, por lo general, nunca cambian su color verde, aunque estén maduras.
2. Te molesta el llanto de los nenes.
En realidad a mi me sigue pareciendo natural y posible pero he sabido de cubanos que no lo soportan ya luego de vivir un tiempo en tierras de Europa. Tal cual las personas nacidas por estos lares, ellos se crispan ante el llanto de un bebé.
3. No te importa el qué dirán.
Gozas de una libertad absoluta. Nadie te va a dar cuero en la calle por cómo vas vestido, ni te van a decir “qué gorda estás”. Sencillamente la gente no te ve pasar.
4. Ya no gritas ni hablas alto.
Cuando llegas, todo el mundo te manda a callar o a bajar la voz. Aprendes rápido que la gente por acá tiene hipersensibilidad a los sonidos. Y te acostumbras…
5. Ya no haces preguntas incómodas.
En Europa no puedes preguntar mucho más allá de lo que te dicen. Si alguien te dice que está enfermo, no se te ocurra preguntar de qué. Seguramente te llevarás una no-respuesta. ¡Con lo curiosos que somos los cubanos!
6. Ya te olvidaste de que una vez la calle era para conversar y hacer sociales.
La calle en Europa es eso que tenemos que atravesar para llegar a un destino. Nada de sentarte en la esquina a charlar, ni de encontrarte a alguien y quedarse una hora parados hablando de los chismes del barrio. Por acá la gente siempre tiene prisa y, además, sacan cita para conversar.
7. Los aguacates te importan un comino.
Si ya llevas un tiempo en Europa pasas por una estante con aguacates y ni los miras. Tu indiferencia es total, pues ya pasaron las ansias jamás satisfechas de comer aguacates. Sencillamente, acá ni siquiera se maduran.
8. Aprendes a disfrutar tu existencia sin tener miradas que te hacen sentir un búcaro.
Cuando pasas por entre de un grupo de hombres bebiendo y no te dicen ni una grosería ni tampoco se dan cuenta de que existes, aunque vayas prácticamente desnuda, ahí mismo, de manera inmediata te dices: ¡Qué diferencia! Y, solo por esto, te alegras de no estar en Cuba.
Foto de portada: «Cuba Libre» de Daniele Febei.
Creo que depende de en qué país de Europa estés. Lo que señalas es válido para la Europa del Norte, pero menos para la del Sur. Yo, que vivo en Francia, estoy a medio camino de ambas!
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Me ha encantado tu blog! Soy mexicana, viviendo en Inglaterra… Aquí sigo esperando a poder comer el aguacate que compré hace dos semanas… jajaja Saludos!
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En Europa no hay «Avocados from Mexico» ?
Son unos aguacaticos chiquiticos, los compras duros como un palo pero si se maduran, como a los tres o cuatro dias. Vienen de Mexico y al principio yo me decia que barbaridad estos aguacates enanos y arrugados.
Pero ahora los prefieros a los aguacatones gigantes de Miami (que son iguales que los de Cuba). Estos aguacaticos mexicanos son casi unipersonales y por eso los aprovechas mas, no se hechan a perder en el frio porque no hay que guardar nada. El precio fluctua, pero llegan a bajar hasta a 30 centavos el aguacatico. Son ademas mas grasosos que los aguacates cubanos y no se, ahora los encuentro mas ricos.
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En algunas cosas estas en lo cierto, en otras no! , aqui la gente tambien habla, murmuran y critican! , quiza con mas discreción pero lo hacen. Los primeros que te hacen preguntas bien incomodas son las Personas aca, sobre hablar en alta voz, pues mira que los Alemanes/nas tienen buen vozarrón! , hablan fuerte. Ahora bien , si , es real que ya no se vive del que diran , como decimos los Cubanos »te resbala»
Saludos.
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Todo depende de las vivencias de cada persona. Esas han sido las mías, pero tienes razón depende de cada quien. Gracias por pasar por acá!
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