Si ser feminista implica que no debería escuchar reguetón, entonces yo no sería feminista.

Las mujeres feministas y no feministas escuchan otros géneros musicales y me imagino que no examinen las letras y dosifiquen su disfrute en dependencia de lo más o menos machista que puede ser un tema. Hacerlo sería casi enfermizo.

Según mi experiencia de cubana muy adicta a la música que se hace en la isla, enfermedad ahora agravada con la emigración, reconozco que buena parte de la música cubana no es solo sexista o machista sino también misógina. Sin embargo hay casos y casos.

Si fuera a escuchar solo la música cubana que no es sexista: no escucharía ni trova, mucho menos salsa, tampoco reguetón y ni pensar en la guaracha, el chachachá y otros géneros muy célebres en los años 40-50. ¡Ah! tampoco rap. Si pasamos al baile, que en Cuba está muy ligada a cada género musical, no me gustaría ni la columbia, ni la rumba, ni el abacuá pues todas son sexistas y parten de la desigualdad de roles entre mujeres y hombres y en algunos casos ni siquiera las mujeres pueden bailar.

Todos y cada uno de los géneros musicales han aportado lo suyo a la representación inequitativa de los géneros pues, como es de esperar, son portadores de estereotipos como todas las manifestaciones artísticas, así que hablar solo reguetón, es ciertamente una ignorancia de quienes se creen superiores porque escuchan la música clásica o la trova (la tengo cogida con este género no porque en detrimento de quienes la cultivan sino, precisamente, porque mucha gente que la consume es muy muy elitista).

Por otra parte, yo creo que hay poco de desconocimiento sobre el reguetón, como en su momento lo hubo sobre el rap, y la función social que tienen estos géneros que nacen de sectores de la población, frecuentemente excluidos de los circuitos legitimados como cultos, y que han renovado el concepto de “hacer música”. Ya no solo es músico un joven que ha pasado la mayor parte de su vida estudiando en un conservatorio y dedicado a un instrumento. Hace mucho tiempo que hacer música significa también crear bit, no haber ido a escuela alguna, como lo hizo Benny Moré, y aún así poder dirigir una jazz band. En muchos otros géneros también hay músicos autodidactas.

Considero además que, al menos en Cuba, hay gente con muy mala fe y muy elitistas también.  En el primer caso se trata de gente que se ha visto impactada por la revolución que han creado los reguetoneros en el mercado de la música. Es simple: un reguetonero necesita quizás una máquina, una computadora, un par de de gente más (quizás uno de ellos productor) y un buen técnico de sonido. Una orquesta de salsa necesita: mínimo 10 personas, sin hablar de todos los asistentes de producción, técnicos de audio, etc. Además, transportar os instrumentos es un gran rollo.

Entonces, los jóvenes de los «blin blin» (esas cadenas llamativas que llevan en sus cuellos) han aligerado los espectáculos en cuestiones de producción y por eso, en mi opinión, son fácilmente comercializables, sin hablar de que en Cuba también han estado a la cabeza de la publicidad alternativa de sus propios espacios. Aún está por demostrar, pero estoy casi segura que han sido ellos los primeros en enviar SMS con las promociones de sus eventos, lo cual funciona muy bien en Cuba, país donde los números de móviles de los clientes son públicos y los puedes hallar hasta en internet.

En cuanto al consumo cultural, tengo la percepción de que el público bailador cubano mueve la cintura lo mismo con reguetón que con timba. Solo que una buena parte de los jóvenes lo hace con el primero, y no siempre es gente de las capas más populares de la población, hay mucha gente con dinero que no sale de los sitios donde se consume ese género. Del otro lado está la gente un poco más mayorcita quienes siguen con la timba y la salsa, etc.

En cuanto al elitismo, en mi FB leo todos los días comentarios que hablan de la baja preparación de las personas que producen y consumen reguetón, de las cuales me distancio. Hace unos años atrás el tema más popular de Cuba durante un años, “Cerro cerrao”, del Insurrecto, fue muy criticado porque había gente que, en mi opinión, de tan arriba en la escala social que viven desconocen la Cuba de los barrios. Para mi es muestra de la ignorancia más rotunda y de que cada quien vive en su burbuja, esa visión idílica de lo que es Cuba es también una visión elitista.

Creo que la proporción de reguetón machista y no machista es la misma que la de la trova machista y la que. Yo he visto un par de cosas en internet, ahora mismo están la Osa Flaca y la Sultana haciendo lo suyo desde Chile. Las conoces?

En Cuba escuche un par de temas que respondían a las canciones de los hombres, pero nunca supe quienes eran las autoras

El reguetón es como un espejo que nos muestra lo que no queremos ver. Hay mucha hipocresía social, por llamarla de alguna manera y el reguetón nos lo pone todito en la mesa. En ese sentido le deberíamos agradecer.

Imagen de portada: Verbena, Colectivo feminista de foto/vídeo de Granada, España.

10 respuestas a “Si tu cuerpo pide reguetón…”

  1. No soy elitista, tampoco me gusta mucho el reggaetón, pero a veces los llamados »elitistas» tienen razón en algunos puntos, o por lo menos eso es lo que yo creo. Si bien el reggaetón y el rap comparten ciertas similitudes cuando se trata de orígenes en barrios pobres y marginales, el contenido artístico es muy diferente (en Cuba). Ahora, hay reggaetoneros y reggaetoneros de la misma forma que hay raperos y raperos, no voy a meter a todo el mundo en el mismo saco, pero en un balance, cuando se trata de líricas, el reggaetón suele ser aguado y simplista en comparación con el rap. En el rap no tienes que tener una voz celestial, porque no es música cantada, pero estás »obligado» a esforzarte a la hora de escribir tus canciones, porque la comunidad del Hip Hop te va a poner a prueba y si eres simplista eso te va a pasar factura tarde o temprano. Por lo contrario, en el reggaetón puedes escribir la »lírica» más banal del planeta y cantarla con una voz mediocre, que si tienes a un buen beatmaker, un buen técnico de sonido y una buena promoción, puedes pegar un tema a nivel nacional e internacional, la prueba de eso es »El Taxi» y »La Gozadera» (a mi criterio).

    Para compensar, como dije antes que no me gusta meter a todo el mundo en el mismo saco, yo respeto al Insurrecto y a unos pocos reggaetoneros más, sobre todo a aquellos que antes fueron muy buenos raperos, y creo que »Cerro Cerra’o» es una muy buena canción, no solo porque me crié en ese municipio y mencionan lugares que conozco, sino porque también representa a las personas de los barrios marginales que muy poca representación tienen en los medios en general.

    También creo que el rap, la timba y la trova son géneros machistas como el reggaetón, pero no con la misma intensidad. Yo entiendo que a ti te guste y que «desconectes´´ el chip feminista cuando estás bailando y pasándola bien con ese género, yo también desconecto mis «chips´´ los fines de semana, y aunque en casa nunca escucho reggaetón, en la discoteca eso es lo que ponen y lo que la mayoría de las mujeres están bailando, entonces si estás interesado en alguna de ellas tienes que bailar reggaetón como un medio más de acercamiento, aparte, después de 5 cervezas, da igual la música que pongan, el fin es divertirse.

    Pero tienes que entender también «la roña´´ de nosotros los que preferimos más los géneros alternativos que los géneros populares, eso no se puede confundir con elitismos, y en Cuba existe una sobre saturación de reggaetón que ha desplazado incluso a otros géneros que antes eran populares y más identificativos de la nación como la timba, así que imagínate a los que nos gusta el rap, el reggae, el rock, el jazz, e incluso hasta la música clásica, TENEMOS MUY POCOS ESPACIOS, y entre esos pocos algunos son caros y no están al alcance de un gran número de personas.

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    1. La cancion del taxi no es reggaeton.

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  2. Negra, te dejé mi respuesta por otro lado, aquí sólo va el comienzo. Gracias por el texto:

    Cuando dos negras hablamos de reggaetón
    Por Isabel Manuela Estrada Portales, Ph.D., M.S.
    Negra, gracias por el artículo, que me sugirió un par de comentarios y, cuando me surgían, me preguntaba qué me hacía siquiera pensar en este tema. Concluí que, aunque no fuera directamente sobre política, tu artículo hace una de las cosas que veo con tanta frecuencia en las discusiones sobre el terruño (la islita, ya sabes), la dicotomía en la que sólo hay dos formas de ver las cosas: la mía y una completamente errada, si no malintencionada.
    Lea más: http://wardiariesespanol.blogspot.com/2015/09/cuando-dos-negras-hablamos-de-reggaeton.html

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  3. Creo que es como tú dices. Si dejara de escuchar reguetón por ser feminista, tendría que dejar de escuchar todos los otros géneros. Creo que ese odio hacía el reguetón tiene más que ver con que es asociado (estereotipado) con los pobres, poco-educados de la sociedad. Es verdad que el rap suele ser más «activista» y tener letras más profundas, etc. pero no por eso dejaría de escuchar reguetón cubano que tanto me gusta bailar.

    Creo que el mensaje que las canciones difunden es importante, pero eso no se arregla cambiando las canciones… se arregla cambiando la sociedad que produce esos mensajes.

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  4. oye publiqué este trabajo en mi blog, espero que no te moleste, ah, me parece genial tu reflexión

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  5. […] the permalink. · Por Isabel Manuela Estrada Portales, Ph.D., M.S. Negra, gracias por el artículo, que me sugirió un par de comentarios y, cuando me surgían, me preguntaba qué me hacía siquiera […]

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    1. Por nada, voy palla. Abrazos!

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