Quienes tenemos unos añitos y nacimos en Cuba, recordaremos el uso de la palabra “mamey”, como la fruta, para calificar a la gente buena, afable, a aquellos que para algunos jóvenes hoy son “tipos cool”, gente «bolaísima». Después de algunos años en desuso, el significado de la palabra ahora reaparece tomado por un grupo de jóvenes creativos que han emprendido una línea de diseño textil con creciente éxito en el archipiélago.
Mamey Wear es la marca detrás de la que están Miguel Leiva, Yaimel López y Claudio Sotolongo y responde a una propuesta de diseño de autor en soportes utilitarios.
No han creado todavía una empresa, aunque tienen todos los rasgos y las intenciones para serlo. Según me cuentan estos jóvenes la idea surgió de encuentros casuales y conversaciones informales. Por el momento se definen como un grupo de diseñadores interesado en imprimir sobre textiles, explica Claudio.
“El objetivo es llevar el trabajo de la ilustración y la gráfica a otro soporte diferente del papel: por ejemplo un bolso, una camiseta, un pañuelo”, abunda.
Para Yaimel, el proyecto es la posibilidad de hacer algo divertido sin tener que esperar porque un cliente atrevido y con buen sentido del humor encargue un trabajo “fuera de lo normal”.
Rupturistas y provocadores han logrado hacer coincidir sus líneas estéticas y conceptuales (bien diferentes, por cierto) para emprender un camino que les acerque al éxito.
Luego de aproximadamente 6 meses de trabajo, Mamey Wear ha tenido dos ediciones de impresión de textiles. En la primera contaron con la colaboración de Darwin Fornés y en la segunda edición y tercera -que se realizará en octubre- con Amaya García.
Sus producciones son limitadas y responden a los intereses estéticos de los participantes en el proyecto.
Las actividades que hace el proyecto son costeadas por los bolsillos de sus integrantes, quienes cuentan además con el apoyo de muchos amigos. De todas formas, la idea es llegar a hacer la idea sostenible económicamente.
Las bolsas se comercializan entre 10 y 12 CUC en La Marca, de Roberto Mori, y Clandestina, de Idania del Río, otros dos proyectos “hermanos en intenciones”.
Un detalle llamativo es que en el momento en el que se presenta una nueva colección se personalizan las bolsas, sin costo adicional, a pedido del cliente que lo desee.
Esta “gente Mamey” se entienden no solo como proyecto artístico o económico, sino también como un emprendimiento con valor social: “Queremos crecer como proyecto artístico, como espacio de intercambio creativo.
Ayudar en la medida de lo posible a las personas a nuestro alrededor siguiendo los principios de equidad y justicia social.
Nuestro trabajo gráfico es para expresar inquietudes creativas y estéticas, es nuestra versión de la realidad, con humor, con ironía, nunca con juicios discriminatorios o excluyentes. Mamey es para pasarlo bien”, precisa Claudio.
Para la tercera edición quieren, junto a las bolsas, introducir dos nuevos productos. El reto principal es «no tirar la toalla» y seguir creando, dice Miguel.
Por ahora muestran una confianza muy fuerte en el éxito de su propuesta: “¡Lo veo clarito-clarito, esto está quedando Mamey!”“Nosotros no vivimos de lo que produce Mamey, pero es muy satisfactorio poder seguir haciéndolo”, agrega.
Publicado en eltoque.com
Todas las imágenes son de Mamey Wear