Por Roberto Zurbano
Hoy celebramos a Changó, orisha guerrero, quinto Alafin de Oyó, a quien se recuerda en buena parte del mundo por su valentía y entrega. Tuvo 50 hijos y miles de descendientes y ahijados. Siempre iba delante de su ejército y él mismo iniciaba los combates. Cuerpo y alma de guerrero incendiado por la pasión y el deber, desataba rayos y centellas a su alrededor. Eso somos los activistas, guerreros en un nuevo sentido pues no buscamos la guerra sino la paz, la union, la igualdad y la dignidad de nuestra gente oprimida. Ojalá el sentido de nuestro activismo sea como el fuego de Changó: justiciero e iluminador de conciencias en este camino por la emancipación de la Humanidad.
El activismo es un esfuerzo responsable en bien de una comunidad grande o pequeña, surge de una necesidad colectiva. El activista es un trabajador social con vocación revolucionaria, su claridad ideológica define y defiende un proyecto de dignificación social en cualquier espacio y tiempo difíciles. Es un trabajador de la esperanza, piensa y actúa con y para los demas. Sabe y quiere estar en el lugar del sufrimiento social. Sabe escuchar, dar la mano, aprender, convencer, proponer y avanzar. Conoce el precio de un abrazo, el color del desamparo y el rostro del fracaso y la decepción, no solo sueña el futura sino que trata de arreglar el presente, reconoce el pasado y se ubica en el ahora mismo de la vida de nuestra comunidad y nación. Son oreja, lengua, ojos y cabeza de la comunidad. y también somos un dedo de su mano colectiva. Somos parte útil y consciente de nuestras comunidades. Nos gusta servir.
El activismo produce muchas angustias, miedos, incomprensiones y desgastes; pero también genera solidaridad, saberes nuevos y muchas pequeñas alegrías compartidas. Cuando nos parezca un camino solitario y lleno de obstáculos, el tener conciencia de toda la gente que te acompaña, te merece y te enseña, nos ayuda mucho porque estimula y fortalece. entonces el camino del activismo se vuelve mas profundo y diverso. El activismo es dar para recibir en un mundo de muchos tipos de pobreza. Es abrazar una causa que nos haga crecer juntos, que cure las heridas en colectivo y nos obligue a ejercer la critica y la honestidad cada día. Un camino donde quienes van delante se preocupen por los que quedaron detras y sean capaces de regresar a ayudarlos. Así nos vamos conociendo mejor, respetando mas sabiendo lo que mejor sabe hacer cada cual, asi como el valor de cada uno en la mision colectiva que es el activismo.
Este 4 de diciembre es un buen dia para felicitarnos y para que no nos abandone el fuego de Changó, que es el fuego de la justicia. Changó, protégenos con tu fuego de la incomprensión, del egoísmo, de la envidia, de la traición y de la desunión. déjanos saber todos los días que nuestra batalla es una sola y siempre en colectivo, es luchar por todos los condenados de la Tierra. Kabiosile, Changó. Hermanos y activistas de todos los países: Uníos!!
Roberto Zurbano, desde el norte revuelto y brutal, pero también solidario y sufriente.»
Foto tomada de Cibercuba