En abril del 2015, cuando la intelectual cubana Haydée Areteaga cumplió 100 años de vida, la poeta Georgina Herrera (Yoya) le dedicó las letras siguientes:
HAYDÉE
Poderosa. Dueña
total del gesto y la palabra.
Antes que en ella, ¿alguien
ha visto alzarse ríos
transparentes, bajar luego entre sus aguas,
toda la luz en susurros,
ademanes
tranquilos, donde
cabe, sin prisa,
la verdad que resuma el Universo?.
Mujer Primera, alivio para el frío.
El fuego descubierto
tiene ya quien lo cuide.
No va a apagarse nunca.
Usted lo cuida cuando cuenta.
Entonces,
no deje de contar, nos hace falta
aprender en su voz. Desde ella
nos alumbra la luz primera descubierta.
Es necesario, Haydée; las noches,
obstinadas,
insisten en ser frías. Siga
contando, por favor.
Usted nos llega, cuenta, y pone
no sé qué santa furia en su palabra.
Pide justicia. Sabe
qué nos sucede y nos aterra.
Quieren
robar el fuego, deshacerlo
para que el frío nos cale, cierre
definitivamente las gargantas.
Quieren
que no haya luz
para saber por donde andamos.
Haydee, confío
en su gesto y su palabra.
Parece frágil siendo la más fuerte.
Lo que usted dice, y su manera,
precisamente son el fuego antiguo, necesario.
Nuestro.
Lo supimos
gracias a usted.
Georgina Herrera, La Habana, abril 29 2015.
Lo anterior fue el punto de partida para que Yoya planteara una idea que hace justicia a nuestras madres y abuelas, con la intención de lograr que la fecha de cumple de Arteaga sea instituido como el Día de las Negras Viejas:
No, no fueron noticias de primer plano, como suceso cultural en esta isla donde se dice y jura que la lucha contra vestigios racistas es intensa, los homenajes que, aisladamente, organismos e instituciones, hicieron a Haydée Artega en este día 29 de abril, cuando ella, nuestra Señora de los Cuentos, cumple 100 años.
Haydée es lo más antiguo que nos queda de esa tradición remota, comenzada hace cientos de años, cuando la odiosa trata de esclavos arrancó a mujeres africanas de su tierra, en la que se sabe que dió comienzo el mundo y que, fallido el intento de extinguir ese vientre, esa memoria, la que al final han quedado como semilla germinara, creciendo, esparciéndose por todo el planeta.
Su propia vida de mujer sabia, griot latente, es la más hermosa de sus historias, y debe saberse y ser tenido en cuenta como un hecho histórico mundial, que, ahora que está viva, sepa que es para siempre.
Por eso hacemos el reclamo de que este día, de este año, se reconozca como el Día de las Negras Viejas de Antes..
Tal vez nos falte rebuscamiento académicos, pero en el corazón de todas y todos, latiendo intensa está el pedido.Celebrar precisamente este año su centenario es una señal de luz y hemos de percibirla en su dimensión universal.El Decenio ha de empezar bien y, no hay mejor manera, ni más transparente y justa que con esta celebración. Y decimos:
Como el calendario tiene días sobrados para reconocer
las huellas dejadas por días, personas y sucesos específicos en la construcción y perfeccionamiento de la sociedad…Como existe un día, más que merecido para la mujer, y tambien otros para mujeres muy especiales, como la campesina y muchas más…entre ellas hay también una mujer muy especial que va quedando sumergida, relegada, mientras el olvido cae sobre su vida como un modo más de violencia:La Negra Vieja de Antes.
¿Quiénes son estas mujeres y por qué el merecimiento de un día espeial para ella?
Las Negras Viejas de Antes fueron las mujeres esclavizadas, las que tras la abolición oficial de la esclavitud debieron tener un reconocimiento en el que se les hiciera justicia. Pero el tiempo pasa y no sucede nada.
Hicieron todo según el rol que les asignaron y más. En ocasiones, también lo, por la época, estaba asignado a los hombres. Parieron, criaron hijos e hijas propios y ajenos, sufrieron la violencia del amo y la de las «amitas», «cogieron el monte», se cimarronearon, se apalencaron, armaron complots, en más de una ocasion, junto a sus vástagos, cortaron la odiosa cadena de la esclavitud.
Después, ya viejas, con gracia propia, casi mágica de tan natural, quedaron para contarlo todo, recurriendo a la memoria, los ademanes y las palabras, dejando así, constancia de cómo habían sido las cosas «desde que el mundo es mundo».
Su Literatura Oral, hoy día, es testimonio imprescindible de cómo surgimos, sobrevivimos y ayudamos, en gran medida, a través de una cultura de resistencia, a engrandecer nuestra Nación.
En lo que contaron, nos enseñaron a contar y contarán las generaciones venideras, una Negra Vieja de Antes, reclama su espacio junto a los otros tantos días creados.
Gracias.
Sirva entonces este post para lanzar públicamente esta idea-deseo de Georgina Herrera como reconocimiento al legado de Haydée Arteaga y a las tantas Negras Viejas de Antes a quienes le debemos también nuestra vida espiritual.
Los velorios
eran el sitio exacto para que se abrieran
como libros fabuloosos
en sus mejores páginas.
Ellas, las Negras Viejas, contaban
lo que antes
había llegado a sus oídos.
Pero nosotras, las que ahora
debíamos ser ellas,
fuimos contestonas,
no supimos oir.
Tomamos cursos de Filosofía,
no creímos.
Habíamos nacido demasiado cerca
de otro siglo; sólo
aprendimos a preguntarlo todo,
y, al final,estamos sin respuestas.
Ahora, en los velorios, alguien,
estoy segura, espera
que contemos lo que debimos aprender.
Permanecemos silenciosas,
parecemos
tristes cotorras mudas.
No supimos
apoderarnos de la magie de contar,
sencillamente
porque nuestros oídos se cerraron,
quedaron tercamente sordos
ante la gracia de oir.
Georgina Herrera, La Habana, abril 2015.