El movimiento de rap en Cuba ha tenido sus altas y sus bajas, se han abierto puertas, derribado muros y también se han construido obstáculos. El presente dossier nace de la intención de presentar diversas visiones, desde las ciencias sociales contemporáneas, acerca del rap como movimiento cultural, y de resaltar las contribuciones al tratamiento del tema racial y de género, de algunas de sus figuras más prominentes.
El dossier lo integran seis artículos, una entrevista y una reseña de libro, los cuales dan cuenta, tanto de la heterogeneidad de los acercamientos al tema, como de las múltiples lecturas que sugiere el análisis de la cultura hip hop en Cuba. El conjunto presenta solo una propuesta, entre tantas que se han realizado acerca de los procesos y realidades asociadas al rap cubano. Entre las novedades de esta publicación resalta que la mayoría de los trabajos han sido elaborados por investigadores e investigadoras cubanas, lo cual advierte un viaje hacia Cuba dentro de un tema que por muchos años estuvo dominado por estudiosos anglosajones.
El trabajo que abre esta selección de textos llena una laguna de los análisis sobre el rap, al remitir a la única publicación cubana sobre ese campo: la revista Movimiento, actuante por una década y desaparecida hace algo más de un año. Su fundador y promotor, Ariel Fernández, nos entrega en este dossier una aproximación a los antecedentes y el contexto que dieron lugar a la revista, la que, según sus palabras, “nació desde abajo, no desde arriba”; esto es: con el concurso de las personas interesadas por la cultura hip hop. Esta contribución es harto necesaria para comprender las particularidades de un movimiento cultural genuino, que en algún momento fue tildado de “extranjero”. El mismo contribuyó sobremanera al tratamiento de otros temas afines como pueden ser las culturas juveniles, el consumo cultural y la discriminación racial.
A pesar de su fuerza, según el investigador Alejandro Zamora, en el presente varios estudios apuntan a un declive del movimiento cubano de rap. Ello se debe a varias razones, entre las cuales cuentan la complejidad de un panorama musical donde géneros como el reggaetón han “secuestrado” la atención del público joven; las desapariciones del Festival de Alamar y de la revista Movimiento; y la marcada involución del “Simposio de Hip Hop Cubano”, a partir del 2012, cuyas consecuencias aún son perceptibles. Frente a ese contexto, ¿cuáles podrían ser las estrategias, por parte de raperos y raperas, para subvertir el desmembramiento del movimiento? En el escenario digital que vive Cuba con mayor conectividad, ¿qué uso pudieran hacer de las “nuevas” tecnologías de la información y las comunicaciones? Este es, entonces, un texto donde pululan recomendaciones para divulgar el hip hop cubano a lo largo del Caimán. “El fin justifica los medios”: la meta es aumentar el consumo del rap por parte de los jóvenes a través del uso del Paquete Semanal.
El análisis de la actualidad del movimiento de rap cubano se completa en este dossier con las reflexiones que aporta Negro Soy Yo: Hip Hop and Raced Citizenship in Neoliberal Cuba (Negro Soy Yo: Hip Hop y la ciudadanía racial en la Cuba Neoliberal). De todos los libros que se han escrito sobre hip hop cubano —ninguno de ellos por autores de ese país— me atrevería a afirmar que este es uno de los acercamientos más arriesgados y polémicos; de ahí su inclusión en esta publicación. El investigador estadounidense Marc Perry —autor del volumen— remite su análisis al contexto de los cambios de la sociedad cubana posteriores a los años 90. Allí se abordan, entre otros temas, las contribuciones del hip hop cubano al tema racial, no solo desde el punto de vista conceptual sino en la praxis misma, y lo más significativo: reconoce identidades negras emergentes en el seno del movimiento, en oposición a cualquier idea de “nación no racializada”. ¿Cómo se imbrican estas identidades conscientemente asumidas con el contexto económico de finales de los 90 y principios de los 2000 y cómo ellas comunican un quiebre del proyecto social iniciado en 1959? Ambas preguntas son abordadas en Negro soy.
Los seis capítulos con que cuenta el volumen —que aún no tiene traducción al castellano, lo cual incrementa el valor de este resumen— analizan acontecimientos decisivos, recientes y de larga data, del movimiento cubano de hip hop, y se preguntan hacia dónde va el movimiento. Una de las premisas del texto, sin embargo, requeriría polemizarse: allí se asume como dada ―desde el propio título― la etiqueta “neoliberal” para calificar a la realidad cubana de finales de siglo. Frente a ello, y sin desconocer la relevancia del texto, es importante aclarar que el uso de la categoría resulta poco fundamentado, en la medida que desconoce en profundidad los indicadores, historias y análisis del neoliberalismo en la región, de acuerdo con los cuales pocos analistas utilizarían la categoría para explicar la realidad cubana.
Pero aún hay más en el dossier. Supercrónica Obsesión es una de las agrupaciones de rap más reconocidas de la Isla y ha participado en varios de los momentos fundacionales del hip hop antillano. En el año 2011, el grupo que integran Magia López y Alexey Ramírez lanzó “El Disco Negro de Obsesión”, volumen dedicado por entero al problema racial en Cuba. Los ocho temas y los cuatro interludios que componen este CD son objeto de análisis de la doctorante cubana Yanelys Abreu Babi, a partir de la noción del ethos —apuntada por Dominique Maingueneau— y su relación con la identidad negra. Por esa línea la investigadora disecciona el disco desde el diseño de la portada, las letras, la participación de la mujer en el mismo, entre otros elementos; a su análisis se suman elementos externos al disco, entre ellos, el desempeño escénico, la vestimenta y el activismo de los miembros de la agrupación. El resultado es un ensayo enjundioso que nos permite acercarnos a otra dimensión de la obra de estos artistas y que confirma la fortaleza de la relación entre ethos e identidad negra en el rap.
Por su parte, partiendo de la decadencia actual del movimiento de rap cubano, el historiador Maikel Colón analiza las posibles contribuciones y debilidades del rap al tratamiento del género y la “raza”. Al mismo tiempo, examina el contexto en el cual éstas se produjeron. Dicho ensayo expone dos ideas fundamentales: la “raza” como tema central dentro del rap cubano; y el “no abordaje” de la intersección entre género y “raza”. En contraposición al discurso androcéntrico del rap cubano, Colón escoge líricas de raperas como Magia y Krudxs Cubensi, en las cuales ellas se posicionan en los roles de género, la belleza negra, el papel de las mujeres en el movimiento, el sexismo, entre otras cuestiones.
Julia Roht se centra en la obra de Krudxs Cubensi en el contexto del feminismo caribeño y su relación con el afronorteamericano. En este sentido, se interesa por las disímiles expresiones del antirracismo feminista, especialmente en su vinculación con el hip hop como herramienta a ser usada en la lucha feminista. La producción cultural en el contexto de la diáspora y su carácter transnacional o global, es otro de los temas que aborda este ensayo, además de la visibilización de las prácticas feministas que tienen lugar fuera de la academia. El trabajo de Roht incluye, además, extensos fragmentos de la entrevista que ella le realizara a las integrantes de dicha agrupación, lo cual ofrece un valor extraordinario al mismo.
Entre los análisis sobre hip hop, uno se abre puertas a contracorriente: el de la relación entre este campo sociocultural y los feminismos. Los aportes en esta línea se han realizado casi exclusivamente por mujeres, que han repensado, entre otras, las miradas hacia el erotismo y la sensualidad. En Cuba, en esa línea han emergido posicionamientos que pudieran ser leídos como prácticas “decoloniales”, pues ellos hacen frente al aislamiento teórico, ideológico y geográfico del contexto cubano —donde las teorías europeas y anglosajonas no han llegado directamente ni con demasiada fuerza y donde “el otro” tiene múltiples e insistentes expresiones. Ese es el campo al que se incorpora el ensayo de Sandra Abd’Allah-Álvarez Ramírez, incluido en este dossier. El mismo examina algunas de estas líricas en busca de esas propuestas y de un tratamiento no convencional de dichas experiencias dentro del hip hop y como parte del “artivismo feminista”. El texto trabaja con la poesía de Afibola Sifunola y la obra de las raperas Odaymara Cuesta, Olivia Prendes (Krudxs Cubensi) y Magia López.
Invitamos a quienes se interesen por el hip hop en particular y por la cultura cubana contemporánea, por las racialidades cubanas, por las intersecciones entre raza y género en la Cuba de hoy, y por el dinamismo, alcances y límites del campo cultural y político, a leer y a dialogar con los autores y autoras que se incluyen en este dossier.