El 1 de enero del año 1959 se produjo una Revolución que trajo como consecuencia una transición política en Cuba. Debido a esos cambios, se replantearon aspectos concernientes a la propiedad privada, a los partidos políticos y al sistema gubernamental. Todo ello trajo consigo tensiones sociales. Como preámbulo de estas contradicciones surgió el tema de la “Patria Potestad” que, en esencia, y producto a una campaña implementada por Estados Unidos y la Iglesia Católica local, ponía en tela de juicio el derecho de los progenitores sobre sus hijos. Por esta razón los padres de Ana y de Raquel Mendieta decidieron incorporarlas en la que fue denominada “Operación Peter Pan”. Dicha operación, consistió en que niños y adolescentes fueran trasladados hacia Estados Unidos de América, cumpliendo el deseo expreso de sus padres o tutores.
Ana tenía solo 13 años y Raquel 15 años; ambas salieron de Cuba el día 11 de septiembre de 1961, junto a otros niños y adolescentes quienes vivieron en distintos orfelinatos, casas de acogida y residencias familiares hasta la mayoría de edad. Según algunas cifras se dice que salieron de Cuba entre 14,000 y 25,000 niños.
Ana Mendieta realizó estudios superiores y se graduó en la Universidad de Iowa. Desplegó su creación artística a través del dibujo, la pintura y las instalaciones, su labor más significativa ha sido a través de las acciones plásticas, performancese intervenciones, realizados en espacios de la naturaleza, expresiones del arte de la tierra, representaciones efímeras que fueron captadas mediante fotografías y videos. Realizó su primera exposición personal en 1971. Desde los inicios de su labor artística las propuestas de sus performances estuvieron enfocadas en el tema de la mujer, sobre la figura femenina, vinculada al concepto de Madre Tierra.
Su vida y obra están íntimamente relacionadas, sus vivencias personales estuvieron marcadas por el tránsito hacia Estados Unidos y la necesidad de reencontrarse con sus raíces en Cuba.
Por esta búsqueda su obra fue siempre autorreferencial, marcada por una resiliencia, por la necesidad de expresar su irrevocable articulación a la tierra, a las fuerzas de la naturaleza, enfocadas a través de la tradición secular de la tierra como mujer, como Madre Nutricia. La tierra por su constante alusión a la naturaleza, como relación con la tierra donde nació, y un marcado sentimiento de pertenencia.
Asimismo exploró, mediante la fotografía, la denuncia contra la violencia de género, conociendo cómo a nivel social se ocultaban las situaciones que acontecían sobre los abusos y las violaciones hacia las mujeres, y sobre la negación de la igualdad de los derechos en el ámbito laboral.
Entre su vida y su creación, se interrelacionan algunas tendencias artísticas de los años 70 a la década de los 80, como el Land-Art y el Earth-Art, aunque ninguno de los artistas que hicieron alusión a la Naturaleza hayan tenido las fuertes motivaciones espirituales y conceptuales que desplegó esta creadora cubana a través de toda su obra.
Desde su graduación en la Universidad de Iowa comenzó a realizar performances sobre la violencia de la mujer, y los problemas que históricamente han pesado sobre la figura femenina, presentada como objeto de culto a la sensualidad, como típicamente dedicada a las labores domésticas, figura de ama de casa y a todo lo relacionado con los Mass Media, donde se representaba a la mujer como imagen propia del erotismo y del consumismo.
Desde 1972 comenzó a realizar las “improntas de vidrio” sobre cuerpo. Mendieta se hacía retratar con su rostro comprimido sobre un cristal, como imagen deformada, alejada de los esquemas comerciales de belleza de la mujer. Otra de estas representaciones en performances fue la muerte de un pollo. Ana sosteniendo próxima a su cuerpo al ave que sangraba a la altura del pubis y dejaba la huella de su sangre sobre la piel de la artista.
En 1973 realizó acciones en zonas agrestes de Oaxaca, México. Allí se cubrió desnuda, con una tela dando la noción de estar completamente ensangrentada, con el corazón de un animal sobre su pecho. En el mismo año se presentó ella misma, con todo su cuerpo cubierto de unas florecillas blancas, acostada en un páramo, en una posición hierática.
Asimismo, en 1973, desplegó la acción “Autorretrato con Sangre”, cuyas imágenes documentan el rostro de Ana Mendieta cubierto de sangre, aspectos que denuncian la violencia de género.
En este recuento podemos recordar “Flores en el cuerpo” (1973), una acción donde la artista aparecía yacente, con el cuerpo situado entre las rocas, la tierra y la vegetación, cubierto de florecillas blancas.
Como reacción contra la violación de una estudiante de la Universidad de Iowa, realizó una acción donde se presentaba a sí misma ensangrentada, de la cintura hacia abajo, como denuncia contra las violaciones de mujeres. Estas expresiones de Ana Mendieta coinciden con hechos que sucedían con frecuencia en la sociedad norteamericana; acrecentando sus inquietudes personales por el desarraigo debido a la salida de Cuba, a la separación de sus padres y de su ámbito socio-cultural.
En la foto, de izquierda a derecha: Kaky Mendieta (prima), Elvin Cambó (prima), Paulette Oti (tía), Ana Mendieta, Raquel Costa (tía). Cortesía de Tony Mendieta e Iraida López
En 1976 Mendieta se presentó desnuda con su cuerpo cubierto de barro, mostrándose contra un árbol milenario, naciendo de esta naturaleza. Esta propuesta formó parte de la serie “Árboles de la Vida”.
Asesorada por Hans Breder, su profesor y amigo, viajaron a México, donde comenzó la investigación sobre las culturas prehispánicas y las aztecas. Estas indagaciones la condujeron a profundizar en las deidades femeninas, en la Madre Tierra como mujer, en la vida y la muerte. Desde esta fecha comienza a desplegar la Serie “Siluetas”, afirmadas en la tradición del Árbol de la Vida, proveniente de sus investigaciones sobre las culturas prehispánicas.
Durante los cortos años de su existencia, su obra se mantuvo activa en la proyección de los performances. Ana Mendieta pudo viajar a Cuba en 1981, acogida por los jóvenes artistas del “Grupo Volumen I”. En Jaruco realizó siluetas talladas en la piedra, en la zona llamada “Escaleras de Jaruco”. En esta ocasión talló imágenes recreando Siluetas de las deidades femeninas de la cultura de los primeros pobladores de la Isla de Cuba, los Taínos.
Podemos afirmar que la presencia de Ana Mendieta en La Habana coincidió con la inauguración de la exposición “Retrato de México”, inaugurada el 17 de enero de 1981, en el Museo Nacional de Bellas Artes, a la cual asistieron muchas personas, y dentro de ese público estuvo Ana Mendieta.
Apoyada por algunos jóvenes, Ana Mendieta realizó una exposición personal en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, en el año 1983. El texto del catálogo está firmado por Alberto Quevedo, especialista de arte en dicho Museo en aquel entonces. Existe en el Archivo del Museo Nacional de Bellas Artes un breve catálogo como testimonio de aquella exhibición.
Ana Mendieta escribió: “Mi arte se basa en la creencia de una energía universal que corre a través de todas las cosas. (…) Mis obras son las venas de la irrigación de ese fluido universal. A través de ellas asciende la savia ancestral, las creencias originales, la acumulación primordial, los pensamientos inconscientes que animan el mundo. No existe un pasado original que se deba redimir: existe el vacío, la orfandad, la tierra sin bautizo de los inicios, el tiempo que nos observa desde el interior de la tierra. Existe por encima de todo la búsqueda del origen.”
La existencia de Ana Mendieta delineó su obra, la marcó definitivamente. Su matrimonio con el artista Carl Andre, en Roma, fue quizás una decisión fallida por parte de ella. Matrimonio que tuvo un trágico final (¿suicidio o asesinato?), cuando su cuerpo descendía vertiginosamente desde el piso 34 de un apartamento en Nueva York, minutos después de discutir con Carl Andre, en 1985. El único testigo y potencial causante de la muerte de Ana Mendieta fue juzgado y Carl Andre, tras un juicio que se prolongó tres años, finalmente resultó absuelto.
Nota:
Raquel Mendieta, hermana de Ana Mendieta, escribió un texto autobiográfico donde relataba lo que les sucedió cuando llegaron a Estados Unidos de Norteamérica.
Quienes pudieran tener en su poder algunas fotos correspondientes a la visita de Ana Mendieta en La Habana, en febrero de 1981, pueden ser el crítico de arte Gerardo Mosquera, los artistas cubanos José Bedia, Juan Francisco Elso Padilla (ya fallecido), Ricardo Rodríguez Brey, Gustavo Pérez Monzón, Rubén Torres Llorca, Leandro Soto, entre otros jóvenes cubanos de la generación de los años 80, que expusieron con el Grupo Volumen I.
De la inauguración de la exposición de Ana Mendieta en el Museo Nacional de Bellas Artes, en 1983, no hay imágenes, ya que en el archivo de esta institución solo aparece el catálogo y no está acompañado de ninguna foto.
Foto: Ana Mendieta (Cortesía de Galeire Lelong, New York)
Tomado de Cubaposible.