¿Cuál mestizaje?


Por Ximena Mandinga

Lxs mestizxs en su confusión se creen primerísimxs herederxs de lo mejor y más noble de los proyectos de blanquitud, lxs mestizxs, promueven un proyecto político peligrosamente parecido a la supremacía blanca.

Lxs mestizxs se creen una raza superior y perfecta, de acuerdo a los mitos materializadores de esta falacia como proyecto ideológico «cohesionador» de los estados nación en centro y sur América (léase José Vasconcelos Calderón: La Raza Cósmica, 1925 y Casa-Grande e Senzala de Gilberto Freyre, 1933), no importan cuan solidarios se muestren con las causas de aquellxs que nos consideramos negrxs/afros/indígenas/etc.

Una persona que identifique su ser amarrado a una identidad mestiza en Centro y Sur América no puede resistir la tentación de imponer su mirada colonialista a toda costa y sobre todxs lxs demás.

Quién se cree mestizx siempre creerá la fantasía de ser poseedor de pases entre muchos mundos, heredero de varias culturas y viajero pluridimensional; por ende ellxs se asumen visionarix, lxs mestizxs están convencidos que pueden ver más que aquellxs que no nos sentimos cómodos navegando en la identidad mestiza.

Ellxs usualmente exclaman con voz ferviente que por su sangre corren todas las «razas» mientras su mente obedece estrictamente a la estructura del perezoso patrón de dominación y organización colonial de las sociedades modernas.

Lxs mestizsx usan su apariencia “camaleónica”, su «ambigüedad racial» y su discurso social, -si es que los poseen- para confundirse y confundir.

Entonces, llega un día la persona mestiza y se sienta en la reunión semanal del grupo de lectura de la gente afro.

A la semana siguiente visita el consejo comunitario más cercano.

Viaja una semana por zonas consideradas enclaves de “negros”, se hace autorretratos con lxs niñxs más oscuros que encuentre a su paso, sin pedir permiso a los familiares de estxs y asegurándose que el contraste de su piel contra la piel de los niños resalte en la fotografía, que después comparte en sus redes sociales.

Le grita al mundo que ama los negros, se trenza, baila, se compra un turbante y así sucesivamente.

Simultáneamente este ser navega su privilegio, tiene entrada a espacios que se reservan el derecho de admisión (negados para aquellxs con mucha melanina sobre la piel).

Aunque su pelo jamás fue sometido al rechazo, se siente facultadx para hablar sobre los cabellos de las que padecen persecución a razón de ello.

Este ser se apropia de los discursos de liberación de los cuerpos y las mentes de gente afro, pelea por decir que son suyos también, pero no los siente, no los padece, no les ha creado, no les aporta nada nuevo.

Todo es un asunto de poder, de reafirmación de estatus en la pirámide social.

Tomado del muro de Facebook de Ximena Mandinga.

Foto de portada: Daniel Cortes. Reproducida bajo Licencia Attribution-ShareAlike 2.0 Generic (CC BY-SA 2.0)

Un comentario en “¿Cuál mestizaje?

  1. Es increíble cómo la ideología de los colonizadores europeos se ha transformado en un elemento inherente a los lenguajes de origen indoeuropeo, especialmente los lenguajes de los colonizadores occidentales: inglés, francés, español, portugués, holandés, italiano e incluso ruso. Estos lenguajes fosilizan la ideología colonialista a través de la adición constante de adjetivos que delimitan los límites del discurso contestatario. El caso más significativo es el del «supremacismo», que es la consecuencia directa de la «competencia», que es la base de la economía capitalista (el socialismo europeo marxista no es sino otro hijo de la misma tradición eurocéntrica y basado en la misma ideología supremacista) y de la vulgarización de las teorías evolucionistas. El el eurocentrismo ha «aceptado» sin rechistar que a su ideología supremacista se agregue el adjetivo «blanco». Sin importar la connotación moral del supremacismo es una reafirmación de «supremacía» que se ha transformado en un cliché académico. Creo que se entiende la idea: tanto mestizxs, como mulatxs, indígenxs y negrxs, en el mejor de los casos, creen rechazar lo «blanco», pero no el «supremacismo», solo cambiar dicho supremacismo para asociarlo con otro elemento aparentemente diferente, como el dinero o el prestigio social; elementos que expanden la ilusión de la «movilidad social».
    Recuerdo en este caso algo que alguien me dijo una vez: «no es lo mismo tener dinero que ganar dinero», por ejemplo Shaquille O’Neil or Michael Jordan ganan dinero, pero aquellos que firman sus cheques, lo tienen.
    En fin, que aunque muy interesante y de aparente lógica incuestionable, el artículo pegó el batazo en el aire.

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