La libertad de expresión es de los mejores derechos que tiene un ser humano… hasta que no entre en conflicto o impacte la libertad de expresión de otras personas.
Una de las retóricas asociadas a la posibilidad de expresarse es realizar acotaciones que impliquen o signifiquen «es mi opinión». De manera general, esta es una frase que ayuda asegura que lo que se expresa pasa por la propia experiencia de vida. Hasta ahí todo paz y amor.
Sin embargo, me preocupa un abuso de la opinión, en especial para determinados temas que implican la dignidad humana; o sea, gente que detrás de «su parecer» se parapeta para proferir comentarios discriminatorios de todo tipo. Es como si diciendo «esto es lo que pienso» se incrementase la inocuidad de lo que plantean o levantaran un muro ante las posibles críticas.
Los «opiniólogos» y las «opiniólogas», por lo regular, antes de comenzar a debatir ya saben que no les interesa reflexionar, aprender o buscar más información, su intención OPINAR sin asumir cierta responsabilidad por ello. De manera similar, cuando se les comparte información actualizada suelen hacer caso omiso de ella. Es como si la finalidad del debate fuera ganar y no aprender y construir.
En muchas ocasiones comienzan con: «yo respeto pero…», «yo no soy (homofóbico, racista…) pero», «todo el mundo está de acuerdo en que…». Como comentaba hace poco en mi puro de FB, todo lo que viene detrás del pero invalida lo anterior. Si esta persona tiene la necesidad de aclarar eso, es precisamente porque hay «ratas en su tejado».
Por demás, estas personas casi siempre terminan juzgando a quienes participan en la discusión. Aparecen entonces frases ya icónicas, como por ejemplo, cuando racismo se trata: «los negros son tan racistas como los blancos», «tu tienes complejos», «los negros no se esfuerzan lo suficiente», etc.
Llegado a este punto, es importante recalcar que cualquiera de las creencias, juicios, criterios, valorizaciones que nos lleven a dotar a unos individuos de cierta superioridad, y ubicarlos por encima de otro grupo humano, es discriminatorio.
Por lo tanto, no es tú opinión si dices que los negros son tan racistas como los blancos, eso es RACISMO.
Tampoco es tu opinión, si crees que la si una mujer invita a un hombre a su habitación tiene que consentir en tener sexo, eso es una evidencia de VIOLENCIA MACHISTA.
Mucho menos es tu opinión si niegas la posibilidad de que dos personas del mismo género se puedan unir legalmente, eso es HOMOFOBIA.
Debajo de esas «opiniones», que ya sabemos que no son tales, existen ignorancias que, por lo general, a las personas les cuesta reconocer, entre otras cosas, porque hacerlo supone asumir cierta fragilidad. Aquí es donde me gusta decir que cada vez que aprendo algo me doy cuenta de lo que no sé.
Personalmente, a veces me da un poco de pereza cuando debato con «opiniólogos» y «opiniólogas»; sin embargo, como activista sé que entre mis funciones esta además de formarme, aprender, cuestionar, reflexionar y construir, ser el puente para que otrxs también participen de esos procesos y hagan sus propias tareas. Yo hice las mías, cada quien tiene el deber y derecho de hacer las suyas propias.
No obstante, creo que cada día aprendo más a escoger mis debates, a no desgastarme en ellos, a hacer propositiva y, sobre todo, a reservarme para la gente «en transición», y para mi propia comunidad, quienes son, en primera instancia, a quienes les dedico la vida.
Foto: PT – Partido dos Trabalhadores, reproducida bajo licencia Attribution 2.0 Generic (CC BY 2.0).
Menos mal que tengo amigos y amigas de todos los colores que no andan obsesionados con la duda de si nos tratamos diferentes por la tonalidad de piel, entre nosotros hay afecto y amistad sinceros más allá de que seamos negros o blancos.
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