Por Alberto Abreu
Conversación con Rita María García, directora ejecutiva del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo (CCRD) y Presbítero Gobernante de la Primera Iglesia Presbiteriana de Cárdenas sobre el artículo 68 del actual Proyecto de Reforma Constitucional.

Las posturas de las iglesias católicas y evangélicas frente a los estudios de géneros (que maliciosa y tergiversadamente llaman “ideología”) y el matrimonio igualitario ha capitalizado el debate sobre el artículo 68 de Proyecto de Reforma Constitucional hasta el punto que muchos, injustamente y por desconocimiento, tienden a generalizar estas reacciones atribuyéndose a las iglesias protestantes. Como si evangélicos y protestantes fueran una misma cosa.

Por estas razones, entre otras, realicé esta entrevista a Rita María García directora ejecutiva del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo (CCRD) y Presbítero Gobernante de la Primera Iglesia Presbiteriana de Cárdenas.

Las posturas de las iglesias católicas y evangélicas frente a los estudios de géneros (que maliciosa y tergiversadamente llaman “ideología”) y el matrimonio igualitario ha capitalizado el debate sobre el artículo 68 de Proyecto de Reforma Constitucional hasta el punto que muchos, injustamente y por desconocimiento, tienden a generalizar estas reacciones atribuyéndose a las iglesias protestantes. Como si evangélicos y protestantes fueran una misma cosa.

Por estas razones, entre otras, realicé esta entrevista a Rita María García directora ejecutiva del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo(CCRD) y Presbítero Gobernante de la Primera Iglesia Presbiteriana de Cárdenas.

Alberto Abreu Arcia: ¿Qué piensas sobre este proceso de discusiones en torno al Proyecto de Reforma Constitucional?

Rita María García: El ejercicio de discutir, conversar, hablar sobre una nueva constitución para mí es una novedad. Yo tengo cincuenta y un años. En el setenta y seis era una niñita, apenas tenía nueve años. Nací en el sesenta y siete y me ha costado mucho trabajo quedarme callada y con ciertas inquietudes puesto que vi que no solamente a nivel de C.D.R., sino también de instituciones como salud, educación, turismo y otras se discutió o se ha estado discutiendo dentro del colectivo el tema de lo que dice o dirá la nueva constitución cubana. Aún con reclamos y reclamos no se ha querido, por parte de las autoridades, llevar esta discusión sobre el Proyecto de Reforma Constitucional hacia dentro de instituciones cristianas y religiosas.

En el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo (CCRD) lo hicimos. Tuvimos una discusión seria donde invitamos al profesor Julio Antonio Fernández Estrada, tú lo conoces, y fue una mañana muy fructífera. No solamente fue discutir, sino  desmenuzar, un poquito cada artículo, cada momento estratégico de la misma. Por supuesto que comenzamos desde el principio.

El CCRD pide reconocer no solamente reconocer la constitución desde el 59, el concepto de Revolución de Fidel, sino también pensar que la historia de la nación cubana es más que eso. Y viene desde las luchas por la independencia. ¿Por qué eso se aísla? ¿Por qué no está la lucha insurreccional? O sea Cuba es más que un momento. Cuba es todo.

También añadiría en el Capítulo I un artículo que reconozca que la sociedad civil cubana está representada por organizaciones sociales, de masas, centros, fundaciones, colegios, iglesias, instituciones culturales, movimientos sociales, federaciones deportivas y sociales, congregaciones e instituciones religiosas, gremios, familias, que sin ser parte del estado se relacionan con este de acuerdo a las normas de orden público imperantes.

Hay artículos que pueden resultar muy candentes o inquietantes para algunos. Para mí no.

Alberto Abreu Arcia: ¿Te refieres al artículo 68?

Rita María García: Sí. Realmente no entiendo por qué hay que discutirlo hasta el punto de dividirnos entre nosotros como cubanos. Yo, no solo como directora del CCRD, sino también como cristiana, como familia, como madre, como esposa, no veo en ese artículo el gran problema que otros, desde su punto de vista, ven. Lo importante es que las personas se amen y se respeten.

La opción de vivir juntos no es de ahora. Yo miro a mi familia. Recuerdo tíos que su opción fue no el celibato, sino vivir solos. Y verlos sufrir, y verlos pensar, y verlos estar en solitarios por no poder disfrutar o de alguna manera llevar a cabo su proyecto de vida con otra persona de su mismo sexo y que no fueran de alguna manera discriminados o mal mirados por la familia y por la sociedad. No me veo en esa posición. Tengo amigos y amigas que son casi hijos e hijas y pienso mucho en mí y también como cristiana porque no veo cómo es posible discriminar, cómo es posible humillar. Esconderse detrás de ese dicho y ese lenguaje de nosotros no discriminamos, nosotros no separamos, nosotros ayudamos, nosotros comprendemos y hacerlo de esa manera tan ruda que no le veo sentido. Cada cual tiene el derecho de hacer la familia que desee. Hay familias de una sola persona, de hombre y mujer, de hombre con hombre, de mujer con mujer. Lo que tiene que verse es la profundidad y la dimensión del ser humano más allá de la palabra matrimonio. Hoy por hoy, en Cuba, tú sabes que hay muchas personas heterosexuales que no se casan. Y Cuba reconoce el matrimonio heterosexual aun cuando no es un matrimonio plasmado por la ley ante un papel. Eso lo estamos mirando. Hemos visto cuantos matrimonios siguen juntos. También a matrimonios entre hombres y mujeres en una situación difícil, donde no hay amor, donde sufre la familia entera, donde sufren los hijos, donde sufren los padres, donde sufren los hermanos. Tengo por ahí un escrito que habla sobre el bien que puede hacer una separación a un matrimonio que no está bien.

Pero la opción de los hombres y mujeres de vivir juntos, de casarse, de hacer familia es propia de cada persona. Yo siempre pienso -como cristiana- que mis respuestas a Dios se las daré yo en su momento. Que ningún cristiano, ninguna iglesia, ninguna institución religiosa tiene el derecho ni le asiste a creerse que hay que responder ante ellos. Porque la respuesta ante Dios para los creyentes es personal.

He visto también en muchas iglesias, sobre todo en las más conservadoras, como involucionan los derechos de la mujer y los niños. He visto como volvemos a los tiempos antes de la Revolución donde el machismo fuerte impera tanto dentro como fuera de la Iglesia. Me preocupa mucho ver a esas mujeres que no tienen voz, ver a esos hijos que no tienen voz. Me preocupa mucho que bajo el velo de la familia tradicional solo los hombres, los jefes de familia decidan qué hacer. Y eso no está bien. Me preocupa mucho el porvenir de los hijos. Porque no se es homosexual porque tus padres son homosexuales. Es una opción y creo  que realmente tiene que haber libertad para el ser humano, para que pueda tomar sus propias decisiones. No me veo realmente al frente de ese tipo de campañas. Creo que la iglesia no se ve bien cuando hace ese tipo de cosas. Creo que están utilizando realmente a la Iglesia, al país y a las instituciones para defender algo que nunca habían hecho. Y es por darse la oportunidad de ser reconocidos de alguna manera porque realmente no crean que hayan creyente que sientan así dentro de algunas denominaciones.

Para mí es importante que se reconozca el derecho de cada ciudadano cubano a elegir sobre lo que quiera hacer con su vida, lo que quiera hacer como matrimonio, como familia. No estoy ni siquiera en desacuerdo con la adopción. Creo que esas familias tienen que tener el derecho también a la adopción, y no ni siquiera a la adopción. Hay muchas formas y variables para tener hijos, criar niños. Y que en las leyes futuras, dentro de ellas vendrá el nuevo Código de Familia, tiene que estar bien plasmado y bien respaldados por las instituciones. Si me piden mi opinión, en otro sentido, creo que tenemos que volver realmente a unirnos. No creo que esta lucha por el articulo 68 sea solo la demanda de algunas personas que se ven afectada por este tipo de problemáticas, sino que debe ser un trabajo sostenido de las instituciones cristianas o no, los grupos LGBTI o no. Y no de un día, ni por una Reforma Constitucional, ni por una fecha sino todo el tiempo trabajar por el derechos del ser humano y de los ciudadanos en Cuba.

Tomado de Afromodernidades, blog de Alberto Abreu.

Foto tomada del perfil de Rita María García en FB.

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