Por Mei Emares
Este texto se dirigía a una persona en concreto pero me sirve para un colectivo también muy concreto. El tema en torno al que gira es el papel de quienes dicen luchar contra el racismo sin haberlo sufrido de forma personal directa, lo que en feminismo viene siendo el papel de los aliados feministas. Que sí obviamente sufren, y obviamente tienen hermanas, sobrinas, esposas, madres. Pero no son mujeres, por tanto este tema no afecta de la misma manera a su ser, ahí va:
Esa gente precisamente por jurar que lo que quieren es luchar junto a los demás debería plantearse que el mundo no tiene ombligos ni por parte de las razas discriminadas, ni por el resto. Es decir, quizás, al igual que se hace con el feminismo, quien quiere ayudar, pero no lo sufre en sus propias carnes, debería pararse a escuchar en vez de ir por la vida insultando, menospreciando, intentando quedar bajo el foco central, lanzando mentiras por ahí, dando clases de cómo actuar o no actuar en la lucha antirracista, atacando a los que sí sufren el racismo diciendo que es que son «victimistas», etc.
Te he visto hacer todo esto (y a otros supuestos aliados también) y por si se te olvida a mí, en primera persona me sueltan racistadas todos los días y aquí sigo. ¿Ahora quieres hablarme de la «única forma válida» de luchar contra el racismo?
No sé, los aliados feministas lo han entendido en 2 días y medio. ¿Cuál es el problema de los aliados contra el racismo?
Foto de portada: Andrew Dick
Me parece que el problema es el mismo problema de toda la raza humana: el egoismo. Nostros blancos tenemos el hábito de ser quien manda, quien sabe. Hay que desarrollar el hábito de escuchar. No es solo la naturaleza humana que nos impide, si no también la tecnología. Las redes sociales ponen un valor supremo en la velocidad, el «snark», el comentario, la declaración—pero no valorizan el silencio. Por eso me gusta tu blog, porque abre la pregunta. Explora. Comparte. En el movimiento en contra de las estatuas racistas aquí en mi estado de North Carolina, esta conversación sobre la comportación de los aliados es muy corriente y gracias a los conflictos que hemos tenido con los supremacistas blancos, la policía, la administración de la universidad, los políticos y nuestros propios vecinos y familias, hemos discutido esta dinámica mucho. Ser aliado de la gente no blanca es aprender a callarse, punto y aparte. Pero no es un silencio pesado, es un silencio que revela. Un abrazo.
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Como nota curiosa. La Isla de Rapa Nui (Isla de Pascua) ha tenido muchos nombres y uno de ellos en el lenguaje de las personas rapa nui (pascuenses) se le llama «Tepito Tenúa», que significa exactamente eso: el ombligo del mundo, de manera que sí, que el mundo tiene ombligo.
Jorge Salvo
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Perdón, quería decir «comportamiento» no «comportación», palabra que no exite. Ojalá una pudiera corregir los puesto mal escritos. Oh well, ojalá me comprendan a pesar de mis errores de escritura.
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😉
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El egoísmo más el racismo 😉
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Bueno ser aliado también puede ser que utilices tu poder para visibilizar a la gente que toda su vida ha sufrido discriminación, o bien cediendo algo de tu poder a gente discriminada y que se les ha negado acceso a ciertos puestos, pero que tiene talento.
Yo hace poco pude constatar dos casos, uno cercano a mi, yo tuve un jefe con aspecto anglosajón, sumamente inteligente, un ser extraño para alguien nacido en México, donde alguien así se cree la última coca cola en el desierto, durante el tiempo que trabaje con el me trató con caballerosidad, tuvo detalles que jamás nadie había tenido conmigo, luego me moví a otro programa más a fin a lo que yo había estudiado, pero el salario que tengo, el lo promovió.
Recientemente el se fue de la empresa, pero dejo el puesto de la gerencia que el tenía a un compañero con rasgos africanos, muchos dicen que en realidad parece hindú, eso en realidad es algo raro, pues en la empresa donde trabajo yo he visto que se promueve primeramente para esos puestos al blanco y si es extranjero mejor, no se diga en el caso de las mujeres, donde las blancas extranjeras son las primeras en la fila para ocupar ese tipo de cargos, en un país donde el 80% de las personas somos morenas.
Otro caso el del director de cine Alfonso Cuarón, el eligió a la protagonista de su última película a Yalitza Aparicio, una joven maestra indígena de Oaxaca, en mi país a la gente de Oaxaca se le estereotipa como indígena y son constantes blancos de insultos, aunque yo creo que igual número de gente de origen indígena hay en todo México, sólo que la mayoría ya perdió su cultura indígena a diferencia de la gente de Oaxaca, muchas actrices blancas que no tienen ni la preparatoria, la agredieron, se unieron en contra de ella para evitar que la nominaran en unos premios que dan a los actores en México, no se diga en las redes sociales los insultos que recibió, pero Cuarón la ha apoyado en todo este episodio, tal vez porque sabe que al igual que muchos afroamericanos de antaño, que tiene que abrir camino.
Igual a Cuarón lo han criticado porque el papel que interpreto Yalitza es estereotipado (una empleada doméstica), pero igual Octavia Spencer y otras actrices afroamericanas hicieron un papel similar en la película «Criadas y Señoras» para visibilizar las condiciones en que trabajaban en el Sur de Estados Unidos.
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