Querida gente blanca,
no escogiste la familia donde nacer, mucho menos su posición económica o privilegios; ninguna persona la escoge, tampoco yo;
no pudiste inmiscuirte en el tipo de educación que te fue proporcionada: eurocentrista, clasista, etc;
tampoco tuviste la opción de seleccionar el barrio en que naciste ni con quién jugar. Tu familia te lo impuso todo;
no fuiste consciente de que reproducías el racismo porque en tu casa estaban naturalizados; decir que alguien era «negro pero inteligente» era lo común;
reconozco que no eres responsable directo del racial profiling ni de que las cárceles estén llenas de personas negras mientras las universidades están visiblemente blanqueadas;
no tienes culpa de lo que miras cada día al espejo, ni lo que representa tu identidad racial y lo que a nombre de la supremacía blanca se ha realizado;
pero no lo digas; no lo uses como excusa para seguir gozando de tus privilegios de manera acrítica. No lo tires a la cara de gente negra alguna, especialmente cuando se intenta sobrevivir en el cisheteropatriarcado racista, misógino y homofóbico que hemos construido como sociedad. No es lindo, no habla bien de ti. Decididamente: «yo no tengo la culpa de haber nacido blanca» salido tu boca, te convierte en cómplice activo de la opresión. No importa lo antirracista, solidaria o aliada que puedas creerte.
Puerto Rico, 9 de mayo de 2019.
Foto: Thaís Rocha
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