Por: Tomás Fernández Robaina
Los que desde hace años batallamos y demandamos a nuestro Estado y Gobierno, la conveniencia y beneficiosa implantación de políticas y programas particulares para eliminar la histórica desigualdad educacional, social, económica de la población negra en Cuba, aplaudimos con optimismo, el anuncio oficial hecho por nuestro Presidente, Manuel Díaz Canel. Él dirigirá y velará personalmente las medidas oficiales y sociales para luchar contra la discriminación y el prejuicio racial vigentes, como consecuencia de las limitadas acciones asumidas, desde 1959, por nuestras instituciones para enfrentar al racismo, no siempre solapado, pero no identificado como tal, por parte de los que diseñan las políticas educacionales y culturales en nuestra sociedad.
El texto de Roberto Zurbano, Bienvenido el permiso para ser antirracista es una sana y conveniente invitación para reflexionar, y no olvidar a quienes, durante la república, denunciaron y plantearon la problemática racial en Cuba, mucho antes de 1959. En ese caso estaría, entre otros, Juan Gualberto Gómez (1854-1933), Martin Morúa Delgado (1856-1910), Rafael Serra (1858-1909), Lino D’ou (1871-1939), Evaristo Estenos (1871-1912), Pedro Ivonet (¿-?), estos dos últimos fundadores del Partido Independiente de Color, Gustavo Urrutia (1881-1958), Fernando Ortiz (1881-1969), Ángel Cesar Pinto Albiot (1882-1952), Ramón Vasconcelos (1890-1967), Lidia Cabrera (1899-1991), Nicolás Guillen (1902-1989), Rómulo Lachatañeré(1909-1951), Alberto Arredondo (1912-1968), Gastón Baquero (1914-1997), Serafín Portuondo Linares (¿-?), Teodoro Díaz Fabelo (1914-?); y en particular quienes abordaron el tema en los inicios del proceso revolucionario, cuando no era muy bien visto hablar sobre ello, entre ellos Walterio Carbonell (1924-2008), Juan René Betancourt (1917-1976), Sixto Gastón Agüero (¿-?), y Carlos Moore (1942).
Los que posteriormente continuamos en esa dirección, lo concebimos con la convicción humanista y revolucionaria de hacer lo justo y necesario; combatir los prejuicios y las discriminaciones raciales, machistas, homofóbicas, de género y religiosas, así como visualizar más ampliamente la silenciada historia social, política y cultural de los africanos y de sus descendientes. La recién creada Comisión antirracista debe tener en cuenta nuestro diverso accionar y visualizar la injusta historia que hemos vivido para evitar la repetición de errores entre ellos el no haberse atendido nuestras históricas demandas y ser maltratados como si fuéramos enemigos del proceso por el cual también luchamos.
Por lo tanto, brindamos nuestro total apoyo a la Comisión supervisada por nuestro Presidente Díaz Canel, con la esperanza de que el trabajo a realizarse tenga en cuenta y se enriquezca con la experiencia acumulada por mujeres y hombres integrantes de los grupos Afrocubanas, Color Cubano, programa comunitario de la UNEAC, la Articulación Regional de Afrodescendientes de América y del Caribe (ARAAC). Igualmente debe tener en cuenta, los diferentes grupos actuales como: La Red Barrial de Afrocubanas, la Cofradía de la Negritud, el Club del Espendrú, Alianza de Unidad Racial, entre otros, enfrascados hacia el mismo objetivo.
Se desprende, en primer orden, por lo expresado en el párrafo anterior, la necesidad de reunirnos con el Presidente Díaz Canel, para expresarle nuestros criterios como activistas comunitarios y académicos antirracistas que trabajamos por el mejoramiento de nuestra sociedad. La creación de la Comisión es una señal certera del reconocimiento oficial de la existencia del problema y evidencia la disposición del gobierno de afrontarlo democráticamente con el objetivo de satisfacer nuestras históricas demandas.
Debemos lograr que se admire y se hable de nuestro país por todo lo logrado en la lucha contra el racismo, como se pondera en el presente la ayuda médica y educacional cubanas a nivel internacional.
Tomás Fernández Robaina, cada día más cimarrón.
Príncipe 109, barrio de Atarés, Municipio Cerro
26-11-19
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