Cada calle de La Habana lleva una jabita de colores.

Puede ser un hombre, una mujer o un transgénero. Lo cierto es que suben y bajan avenidas, guaguas, boteros y quizás hasta aviones.

Poco le importa a la gente si tienen el logo de los hombres que tienen sexo con otros. Las jabitas llaman la atención y pasan a ser percibidas como el arcoiris en toda su inmensidad. La diversidad es así, tal como la bandera que representa el orgullo gay, la paz y la diversidad sexual de la cual la heterosexualidad también es parte.

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