diablito

Reconozco que mi acercamiento al fenómeno abacuá no pasa más allá de la participación cada año, desde su primera celebración, en el homenaje que a 5 jóvenes afrodescendientes se les realiza el 27 de noviembre, cubanos que fueron masacrados al defender a los 7 estudiantes de medicina fusilados por el gobierno español (de los últimos se conoce mucho pero de los primeros casi nada).

Sin embargo, mi primer contacto con el mundo abacuá tuvo lugar cuando examiné la obra cinematográfica de Sara Gómez, mientras escribía mi tesis de maestría. Recordemos que De cierta manera, el único largometraje de ficción de la realizadora, esboza el mito fundacional y la interpretación que de él se realiza, la que pauta, alguna manera, el ejercicio de la masculinidad en relación con los valores que comúnmente comparte los ecobios, funcionando como una especie de código de ética de los miembros de esa fraternidad religiosa.

Mi ignorancia y curiosidad ante el tema me hicieron asistir, con la mayor motivación posible, a la sesión de ponencias del evento de Antropología Cultural que recientemente culminó en La Habana y que cada año organiza la Casa de África capitalina.

Esa mañana del domingo 6 de enero, Día de Reyes para los católicos, varios trabajos fueron presentados ante un auditorio variopinto, pero donde por supuesto los cofrades eran mayoría.

Las circunstancias entonces propiciaron mi reflexión, al punto de que hoy, dos semana después, continuo cocinando algunas ideas a propósito de las particularidades que toma el concepto de hombría en una hermandad, que desde su mito fundacional determina la supremacía del macho sobre la hembra.

El pie para este post me lo dio, sin saberlo, la colega psiquiatra que tuvo la osadía de presentar algunos resultados de la investigación para obtener el título de Máster en Sexualidad y las reacciones del público presente.

Sin embargo, más allá de detenerme describir prolijamente las expresiones de intolerancia que marcaron el evidente ¨no me digas lo que no quiero oír¨ que inundó la sala (por cierto a hombres y mujeres casi al unísono se manifestaron en contra de la ponencia), prefiero centrarme en el siguiente aspecto: la reproducción que dentro de ordenamientos supuestamente subalternos se realiza del paradigma hegemónico que se quiere deconstruir (prometo explicarme mejor, veremos si lo logro).

Se trata entonces del hecho de que al interior de la sociedad abacuá se re-oxigenan ciertos modos de pensar que las deslegitiman, creo, como pertenecientes al orden ¨subalterno¨ (no consigo hallar un término mejor) que proponen, al igual que los restantes sistemas de dominación, la exclusión y las inequidades.

No soy ingenua, se que como una organización humana la fraternidad abacuá es perfectible; lo contradictorio para mí es que en el caso que me ocupa no se trata de una congregación a la usanza occidental, sino que tiene, supuestamente, marcado sentido descolonizador, —dado su vínculo con África— y por tanto con otro modo de plantearse y ver las cosas, creía yo.

Sin embargo, teniendo la posibilidad de descolonizarse (nos) y abortar aquellos pensamientos y conductas que los lastran así distanciarse de lo que ellos no quieren ser —y que nos vino impuesto a todos por la colonización—, me pregunto ¿por qué asirse a los mismos patrones que los convierten en cazador-cazado?, ¿por qué no romper con la hegemonía machista que les impide, por ejemplo, dejar de valorar a la mujer como objeto frágil que hay que defender, y en su lugar percibirla como hacedora activa de su propia vida?

Quizás tenga que ver con las particularidades con las que el fenómeno abacuá se enraizó en la Isla, el que difiere de lo que sucede ahora mismo en Calabar, donde las mujeres pueden asumir el rol del Ireme y danzan engalanadas como tal, según mostró el profesor Guanche en su destacada presentación.

Al final, me quedo con la sensación de que es más fácil buscar en el mito la justificación a la violencia, la misoginia, el sexismo y la homofobia que intentar deconstriur para dimensionarlo en el presente siglo XXI, donde las relaciones genéricas y la sociedad en general imponen nuevas maneras de ser mujeres y hombres.

2 respuestas a “Negracubana pensando en voz alta: El fenómeno abacuá”

  1. Negracubana, Una propuesta: porqué no pones el «artículo de tu colega psiquiatra presentando algunos resultados de la investigación para obtener el título de Máster en Sexualidad». Seguro que no soy la única persona interesada. Quizás te da permiso para reproducirlo acá o en tu bitácora. Pues a mi me dejaste aún con más curiosidad.

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  2. „…la justificación a la violencia, la misoginia, el sexismo y la homofobia…” es un hecho que vivimos en el mundo de varones; desde primeros días… la iglesia catolica ha admitido, que una mujer tiene una alma en V siglo!
    La Iglesia siempre difundió vista que la mujer no tiene alma en absoluto, que ella es algo menos que un hombre, algo entre el animal y ser humano, y este termino pertenece sólo a los hombres (Tomás de Aquino)
    La verdad es que desde el principio del mundo, no hay nada ha cambiado;
    las mujeres pueden matar la misma manera como los hombres pero… ellas nunca seran igual como ellos. Abrazos desde Europa.

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