A las dos las conocí en la Lenin. Con ellas anduve pasillos, canciones de Pablito Milanés, libros de García Márquez, el Jardín Botánico cuando apenas se inauguraba. Con el tiempo nos hicimos profesionales, yo psicóloga y ellas médicas. Cada una recorrió su propio camino hasta la actualidad, cuando nos une la misma circunstancia: vivir fuera de la Isla donde nacimos, las tres por razones diferentes.
Este texto intenta asomarse a la emigración de dos profesionales cubanas de la salud formadas en la Isla, que un día se dirigieron a otros sures en busca de mayor bienestar. “Para cambiar mi vida…no sé si para bien o para mal pero para cambiarla de algún modo”, declara Aurora.
CONTEXTOS
Cuando el 16 de enero de 2013 entró en vigor la nueva ley de migración, ya se había hablado bastante de Ecuador como un destino para la gente de la Isla. Para algunos, el país sudamericano fue la escala antes de arribar a otros puertos. Para otros constituyó la fuente originaria a partir de la cual se levantaron negocios en Cuba con las mercancías que allá compraron.
Pero luego de la fecha antes señalada, un sector importante de los profesionales cubanos empezó a mirar con ojos golosos a Ecuador. Es ahí donde se insertan los profesionales de la salud. Algunos comenzaron la travesía, con toda su familia a cuesta, entre ellos la doctora Aurora Macías.
Angola, el destino escogido por Tatiana Izquierdo, había acogido a no pocos cubanos antes de enero de 2013, pero también de quienes se beneficiaron con la nueva ley migratoria cubana. Se cuenta que era larga la fila de personas en la embajada interesadas en establecerse en aquella tierra que prometía “desenvolvimiento” espiritual y económico.
A propósito de esto Tatiana señala: “se convirtió en una oportunidad para los cubanos porque, en primer lugar, muchos se quedaron aquí después de la guerra, y con eso se divulgó que acá se gana buen dinero trabajando y había oportunidades de empleo”.
A diferencia de Ecuador donde, según Macías, “la inserción de los cubanos profesionales actualmente se ve frenada por el estigma de migraciones anteriores”, Angola es percibido como una tierra para la inserción de la gente de la Isla: “creo que no es difícil para un cubano insertarse en la sociedad angolana, en primera porque aquí quieren mucho a los cubanos, por los antecedentes de la guerra y los años de cooperación, y los angolanos identifican a los cubanos como nada y entonces dicen: ese no es ladrón, no trafica drogas, trabaja y sabe mucho. En fin, se tiene un concepto muy alto de Cuba y su gente acá en Angola”, refiere Izquierdo.
Ecuador es harina de otro costal: “Aquí encontramos el freno de cierta mala fama que tenemos por los desmanes cometidos por muchos cubanos durante la primera migración, o sea, pagamos justos por pecadores. Además, para el profesional de la salud es un poco difícil porque se nos ve como intrusos que venimos a desplazar a los otros médicos”.
No obstante, Macías reconoce las facilidades que ofrecen las leyes migratorias del Ecuador: obtención relativamente rápida del visado. Por ejemplo, con el programa “Ecuador saludable por ti regreso” (al inicio fue para médicos ecuatorianos radicados en el exterior, pero que luego incorporó a médicos de otras nacionalidades) los profesionales médicos están saliendo ya con visa desde Cuba y aquí la legalización de documentos para ejercer se realiza de manera casi expedita. Esto da la posibilidad de estar en condiciones de ejercer nuestras profesiones rápidamente en comparación con lo que sucede en otros países donde debemos revalidar títulos o donde hay además barreras idiomáticas. Luego de tener un visado profesional como el mío puedes, sin que medie tiempo de espera, amparar a los familiares de primera línea y el trámite es breve”.
DESAFÍOS
Cuando se emigra, se sabe de antemano que no va a ser fácil, sin embargo, hay desafíos que solo pueden ser identificados ya en el lugar. En Angola son, según Izquierdo, “el idioma portugués, importante para hallar trabajo, y los documentos como el permiso de trabajo o la residencia”, y añade: “lo otro es acostumbrarte poco a poco a las cosas de la sociedad angolana, sus razonamientos, sus costumbres, sus manías, su forma de trabajo”.
En el caso de Ecuador, aclara Macías: “Conozco excelentes profesionales que realizan trabajos por debajo de su capacidad, incluso existiendo las vacantes de su competencia, ignoran los currículos y no son llamados nunca. Hay lugares donde te dicen a las claras que no contratan cubanos o que no arriendan a cubanos en el caso de los departamentos. En general, el reto más importante es vencer el estigma de ser cubano y, una vez insertado, demostrar la valía de nuestros profesionales”.
En Angola, como la población tiene buen criterio de los cubanos, siempre están dispuestos a emplearlos: “aquí hay muchas oportunidades de trabajo que los nacionales no aprovechan porque muchos de ellos no tienen un nivel alto de instrucción, y eso es un impedimento para acceder a los trabajos. El cubano sí, entonces monta su propio negocio, con sus ideas. Además, el angolano gusta de que los cubanos le trabajen en su negocio privado porque presumen que todo va a funcionar bien”.
¿ÉXITO O DESASOSIEGO?
Para Tatiana, la historia más frecuente es la del éxito, pues algunos cubanos logran tener su propio negocio y otros son empleados por el gobierno o por privados: “comoquiera que sea, ganan suficiente dinero como para mandar a Cuba y sostenerse ellos aquí. He conocido choferes de taxis, de pipas de agua, dueños de empresas de desinfección de insectos, contadores, maestros, enfermeros, médicos…”.
“Con relación a mi profesión –continúa– considero que el médico cubano está mejor preparado que el angolano, aunque hay muchos de ellos que estudiaron en Cuba y son muy buenos profesionales. Siempre hay demanda de médicos. Yo tengo tres trabajos y además hago la especialidad de Ginecología y Obstetricia. Trabajo desde las 8:00 hasta las 15:00 horas en un hospital del Estado. Además laboro en tres centros privados, en dos de ellos voy solo una vez por semana para dar consulta y hacer guardia, y en el otro centro privado trabajo todas las tardes desde las 15 horas hasta las 20 horas y los sábados por la mañana”.
Hay “historias de éxito” también en Ecuador, sobre todo para “los profesionales que vinieron antes de la avalancha migratoria y se insertaron muy bien, eran muy considerados y son bien remunerados. En la actualidad es una mezcla, porque primero hay desasosiego, y mucho. Si logras que las puertas se abran entonces puedes tener éxito. Nadie dijo que fuera fácil, no hay que desfallecer. El camino del inmigrante es duro siempre”, aclara Aurora.
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