Desde que en el 2013 me instalé a vivir en una ciudad del norte alemán, jamás había tenido la rotunda sensación de mi aterrizaje en esta tierra. Pues sí aquí decidí vivir hace aproximadamente 3 años y en este 2020 logré sentir en esa decisión.

También para mí este año ha sido singularrrrr (así con varias erres); y eso lo distingue entre los últimos siete de mi vida. En el presente texto les voy a enumerar diez hechos, reflexiones y sentipensares de mi vida que decididamente han convertido el año más importante de los vividos en Alemania:

  1. Me fui a vivir con mi mejor amiga, Mimi. Ella es una joven colombiana muy talentosa con dos carreras: abogada y criminalista, y como mucha gente «recién llegada» Mimi se encuentra en esa fase de aplatanarse a una cultura bien diferente a la nuestra. Cuando hablo de cultura incluyo mentalidad, reglas, sistema de salud, educación, trabajo, etc. El choque puede ser relativamente violento si no tienes una red de apoyo que te sostenga. Nosotras hemos podido construir una convivencia simpática, amorosa y leal. Mimi me tiene y yo la tengo a ella. ¡Qué privilegio!
  2. Cuando ya pensaba que las relaciones amorosas no eran para mí, conocí a mi actual pareja, y aunque los memes dicen que tener mariposas en el estómago es hambre y no amor, llevo ya 9 meses de una relación, en todos los sentidos, de crecimiento. «Amor en tiempos de Coronavirus» le he llamado porque no nos hemos detenido a pesar de la pandemia. Nos conocimos cuando esta comenzaba y hemos estado dos veces en el extranjero (Polonia y Dinamarca) y visitado 14 ciudades, de ellas 12 de la antigua República Democrática Alemana. El viaje fue el regalo de cumple que me dio mi pareja. Rotundamente hermoso.
  3. Me he convertido en una viajera habitual: entre la gran urbe donde trabajo y el pueblito en la ladera de la montaña donde vivo con mi novia; entre los semáforos y los caminos asfaltados con vegetación a ambos lados; entre hacer una cita para visitar a una amiga o tocarle la puerta espontáneamente a la vecina. Se trata de un viaje entre dos Alemanias muy diferentes, de las cuales solo conocía una. Esta otra, más intima, flexible y natural (de Naturaleza) se me parece mucho más a lo que quiero en mi vida.
  4. Aprender a vivir lejos de las redes sociales es lo que ha quedado de episodios donde haters han sido los protagonistas. Claro que una puede despertar y que la primera acción de la mañana sea meditar o tomar una taza de café y no necesariamente revisar las redes. Me he dado el gusto de escoger mis interacciones y otorgarles diferentes niveles de prioridad. Además me he dado placer de bloquear… ¡y el gustico que da!
  5. Me autocuido como me merezco. No me interesa batear todas las bolas. Tampoco quiero estar al tanto de todo, mucho menos si son noticias negativas. Vivo en mi preciosa y preciada burbuja. Mis recursos físicos, espirituales, emocionales son finitos y escojo cuando ponerlos encima de la mesa. Cuando no, paso. A otra cosa, mariposa.
  6. Decidí aprender a conducir lo cual significa independencia y mayor movilidad. Ya voy por la novena clase y según me dicen no lo hago para nada mal. La meta es obtener la licencia en noviembre de 2021.
  7. Escribir, escribir, escribir, no solo porque es terapéutico sino porque en los últimos tres años me había concentrado más en estudiar, crear proyectos, militar, etc. Mi libro todavía está pendiente aunque cada vez está más próxima su salida. Les adelanto que es un libro visualmente insuperable.
  8. Retome la realización de presentaciones en universidades, lo cual ha sido una de las mejores decisiones. Me gustan los debates que tienen lugar en el ámbito académico, especialmente con les estudiantes. Ahora, corona mediante, ni siquiera hay que moverse de la casa sino que se realizan en cualquiera de las plataformas en línea. Ya tengo algunas intervenciones planificadas para el 2021. Les iré contando.
  9. Finalmente salió Afrocubanas, la revista que llevé soñando por varios años. Mis amigas y yo nos estamos divirtiendo haciéndola, al tiempo que aprendemos también muchísimo.
  10. Los valores de azúcar en mi sangre se mantienen en niveles ideales para quien vive con diabetes. Estoy contenta por ello, pues continuo sin tomar medicamento alguno a pesar de que ya no voy al gimnasio como antes, por lo cual he aumentado unas libras (quedará para el año próximo retornar a mi peso).

Como han visto, los acontecimientos más importantes de mi 2020 han tenido como protagonista fundamental al AMOR, en alguna de sus más tradicionales variantes y también en relación con el crecimiento personal, la dependencia, la autonomía, etc.

¿Y a ti cómo te ha ido el 2020?

De cualquier manera, te deseo lo mejor que el Universo pueda tener reservado para ti. Cuídate mucho y nos vemos en el 2021.

Una respuesta a “Amor en los tiempos de Coronavirus: Mi 2020 resumido en diez puntos”

  1. Avatar de Dorothy Potter Snyder
    Dorothy Potter Snyder

    Primero, me alegro leer estas noticias y saber que estás bien y asentando en tu nueva vida. Vivía en Alemania por varios años en esa época cuando todavía soñaba ser famosa cantautora y a veces extraño el país, su gente, mis amigos que dejé atrás. ¿Cómo me ha ido el 2020? Si tomo la pista que nos ofreces, diría que la palabra clave es CONSCIENTE. Por fin y no sé cómo, algunas revistas publicaron mis cuentos y hasta uno fue premiado. Me publicaron traducciones de cuentos y ensayos, y después de años de lucha, un editorial me ofreció un contrato por un un libro de cuentos de una escritora Mexicana, una mujer que valorizo tanto como artista como una valorada amiga. Empecé el año (literalmente en la segunda semana de enero) estudiando la escritura en un pueblito en México con escritores internacionales, y tenía programado un viaje a España en junio lo que tenía que cancelar, por supuesto. Estudié en dos talleres de escritura en línea, grupos que me invitaron a participar y a los cuales no habría podido asistir si no fuera por la pandemia porque normalmente pasan en persona en la Ciudad de México. Y escribí. Un montón. Reseñas de libros, cuentos, ensayos, y la necesaria verborrea de mi cuaderno de cada día. Y a la gente le gusta lo que escribo, a veces más a veces menos. Pero me hice CONSCIENTE de que tengo talento, que tengo algo que decir, que puedo y debo valorizar lo mejor de mí: mis sentimientos, ideas, y habilidad para transferirlos al papel. También la amistad y el amor han sido cruciales en este año de pérdidas de personas sobre todo y la libertad: gente ha muerto y sigue muriéndose, incluso mi suegro que yace sólo y agonizando en un hospital sin que nadie pueda estar a su lado. Mi madre, valiente ochentona, sigue trabajando en su librería de libros «usados y anticuarios» sin enfermarse y nos hablamos casi cada día. Estoy ahora más que nunca CONSCIENTE de que la amo y respeto la fuerte y valiente que es. La meditación y paseos laaaaaargos (sí, con todas las a’s) por mi pueblo me han ayudado a rebajar un poco de peso, sí, pero también me tranquilizan y me hacen dormir mejor. Porque ya estoy CONSCIENTE de que padecía / padezco de ansiedad y saberlo y enfrentarme a esa condición es mejor que pretender que no existe. Finalmente tomé una nueva conciencia sobre la pinche política de mi país y su papel en el mundo gracias a la corona mayor, el Presidente Drumpf. Tocando puertas y haciendo llamadas para la campaña Biden-Harris, me hice CONSCIENTE de la pobreza que existe no muy lejos de mi casa en este pequeño pueblo de Carolina del Norte y de los efectos de 500 años de racismo que hace que mis vecinos afroamericanos muchas veces no quieren participar en elecciones, no confían en vacunas, o sólo dicen que no, no, no. Estoy CONSCIENTE de la suerte que tengo. Desde mi pequeña y amada casa en el pie de monte, te mando saludos. Feliz y prospero año nuevo.

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