Para mí no lo es. Y la razón está en esa barba perfectamente armonizada en un rostro que se regodea en la feminidad.
Esa barba es símbolo rotundo de una masculinidad, quizás la más tradicional de las posibles. Los guerrilleros y los islamistas por ejemplo, son hombres con barbas, no se si como resultado o como causa, pero lo cierto que en esos varones supone el ejercicio del poder que otorga la lucha armada o una religión tan estricta como el Islam.
Podría pensarse que efectivamente Conchita es un personaje más dentro del travestismo/transformismo contemporáneo y que haber ganado Eurovisión nada tiene que ver con la aceptación de la diversidad sexual. Puede ser. Sin embargo, lo verdaderamente trascendente, en mi opinión, es su imagen contradictoriamente transgresora, feminizada hasta la saciedad y aquella barba tan masculinizante.
Queramos o no, la gestalt es sencillamente impactante. Sin hablar de la similitud con Jesucristo que espero no haber sido la única en notar… espero no me tilden de hereje.
Deja un comentario