Por Gisela Arandia Covarrubias

¿“Negro, tu eres sueco?”, fue el título utilizado por el periódico Tribuna de La Habana en la publicación dominical del 27 marzo pasado. A pesar de mostrar una grosería inusual y falta de la elemental ética revolucionaria al presidente de un país que nos acaba de visitar; sin proponérselo, Tribuna de La Habana ha cumplido un buen servicio a la sociedad cubana. Porque ha mostrado de manera clara sin el menor recato, el racismo que forma parte del imaginario social cubano, aunque muchas personas e instituciones no quieran aceptarlo.

Esta información posee un contenido interesante en la medida en que hace pública las contradicciones ideológicas históricas existentes con relación al racismo y la discriminación racial en la nación cubana. Pero tiene de positivo, que presenta una evidencia concreta sobre la cual es posible reflexionar acerca de nuestra identidad racial. Al utilizar el mecanismo común del chiste, normalmente empleado como un recurso “inofensivo”, saca a flote, como ningún otro género, ese pensamiento racista que subyace en la memoria colectiva y en tiene una incidencia en la práctica social. El empleo del chiste como un fenómeno popular, da a conocer, no solo las ideas percibimos, sino también las otras, las que anidan en el inconsciente que son más dañinas, porque no son dichas directamente pero están vigentes en el pensamiento, acompañadas de actitudes, emociones y sentimientos.

Escuché una vez decir en una reunión en el Comité Central precisamente a propósito de un programa de televisión, que un chiste racista tenía la valoración política de un chiste contra revolucionario, pero desafortunadamente los chistes racistas siguen ofreciendo un hilo conductor a ese racismo que sostiene la inferiorización hacia las personas de origen africano. Por otra parte, hemos escuchado en muchas ocasiones, que las leyes cubanas condenan el racismo y la discriminación racial, tanto desde el discurso político como desde la aplicación jurídica de la ley, a partir de esa realidad habría que sancionar públicamente al diario Tribuna de La Habana, por haber incurrido en una violación a la constitución. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la prensa cubana es también un reflejo de la sociedad, por tanto se trata de una responsabilidad compartida.

Resulta oportuno algún comentario. El primero quizás el más interesante desde la perspectiva sociológica del artículo mismo, que podría observarse como un enfoque paradójico, ya que ha sido escrito por una persona no blanca, como puede observarse en su foto en el diario. Sin embargo, ese hecho ayuda a la búsqueda de una compresión más sustantiva del fenómeno del racismo, porque nos permite analizar que la identidad personal no determina necesariamente la ideología, ni la conciencia, compartir rasgos fenotípicos no significa necesariamente compartir la misma proyección política.

Es decir que tanto, personas blanca como no blanca puede ser discriminadora. Aunque es imprescindible aclarar que generalmente las expresiones de las víctimas son esencial del contradiscurso de quienes han sido agredidos y humillados. Lo cual permiten explorar la matriz conceptual del racismo, lo que quiere decir que no se trata de un asunto asociados solo a determinados rasgos físicos y tonos de la piel, sino de un conflicto epistémico relacionado con la ideología, que se expresa en la formación de la consciencia, social, racial, de género, etc.

La segunda consideración es que debido a la ausencia en Cuba, de un discurso y debate público relacionado con este tema, determinadas personas pueden ser racistas, sin tener una idea lúcida que lo son, aunque el desconocimiento del tema, no justifica su proyección. Permítanme, entonces aprovechar la oportunidad para recordar muy brevemente que es racismo, según el consenso de Durban, organizado por Naciones Unidas.

Se entiende por racismo, toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social o cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.

Esta definición fue acordada previamente a la Tercera Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación y la xenofobia, celebrada en Durban, Sudafrica en el 2001, donde la delegación cubana estuvo presidida por el líder histórico de la revolución, Fidel Castro, en la cual tuve oportunidad de participar.

Una última cuestión es precisar la terminología “negro”, que fue creada como una categoría biologista clasificatoria por las empresas coloniales para legalizar y legitimar la trata esclavista con el fin de fortalecer al sistema capitalista mundial en el siglo XIX, como parte de la expropiación del continente africano y de sus pueblos. “Negro”, constituye uno de los estereotipos racistas más populares y en determinadas naciones su uso público es fuertemente sancionado por su connotación política. Las personas africanas y sus descendientes, nunca se definieron como “negras” porque, como tal, no lo son. Son seres humanos que nacieron en el continente africano y junto con su Diáspora, son portadoras de la africanidad, como una civilización altamente desarrollada que ha dotado a las Américas de una cultura de resistencia y emancipación extraordinaria. Alejo Carpentier reflejó este proceso así:

la noción de coloniaje nace con el descubrimiento de América… Esta idea de colonización parece ya perfectamente instalada. Pero la historia tiene sus sorpresas, y no contaba con un elemento imprevisto: el esclavo africano, el negro que llega a América aherrojado, encadenado, amontonado en las calas de buques insalubres, que es vendido como mercancía, que es sometido a la condición más baja a que puede ser sometido un ser humano, resulta que va ser precisamente el germen de la idea de independencia. Es decir, que con el transcurso del tiempo, va a ser ese paria, ese hombre situado en el escalón más bajo de la condición humana, quien nos va a dotar nada menos que del concepto de independencia.

Por supuesto, en cada país, grupo humano o cada persona en la vida cotidiana, usará las denominaciones históricas, que considere. Ahora bien en este caso el uso de la categoría “negro” para referirse al presidente de Estados Unidos, que acaba realizar una visita a Cuba, que ha sido recibido con entusiasmo y respeto, ya que ha venido, incluso a pesar de la existencia de un consenso opositor de los sectores más reaccionarios de ese país al viaje y al restablecimiento de relaciones entre los dos países. Entonces ese artículo y particularmente el diseño gráfico que lo acompaña, envía un mensaje que se contrapone al procedimiento creado para la buena estancia del presidente Obama en la Isla.

En mi opinión este contrasentido, contiene un enfoque que conspira y agrede desde el espacio mediático, la propuesta misma diseñada por la revolución para esta visita. Este acontecimiento además de ser portador de un mensaje ofensivo, pone en evidencia como el sentimiento racista es capaz de obnubilar las ideas políticas. Aun con lo desagradable que ha sido este incidente, representa una oportunidad para que las autoridades competentes asuman la responsabilidad por una violación a la constitución que afirma que en Cuba, todos los seres humanos somos iguales ante la ley y que dice sancionar el racismo.

Desde el punto de ético significa una acción agresiva hacia el presidente Barak Obama de acuerdo a una tradición histórica de la revolución de un tratamiento respetuoso a las personalidades invitadas al país, más allá de sus ideas políticas. No se agrede a quien ha sido invitado y menos aún en su identidad, por cierto, una identidad que en este caso es compartida con una parte numerosa de la población cubana, igualmente de origen africano.

Intentando que el asunto no quede solo en la perspectiva negativa, quisiera añadir que ese enfoque adverso, pudiera servir para una reflexión de mayor envergadura y trascendencia ideológica acerca de la vigencia del racismo en Cuba, precisamente en el contexto del próximo congreso del Partido Comunista en Cuba, pero también sobre la ética del periodismo cubano y sobre todo, convertirse en ejemplo de lo que no debe suceder.

Foto de portada:  14ymedio

Una respuesta a “La visita de Obama remueve el racismo”

  1. […] example, Giselle Arandia described in “Obama’s visit stirred up racism” how in addition to being a rude insult to a visiting head of state, “the [Tribunal] article did […]

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